Al rescate de la soberanía editorial
4 de octubre de 2006Los productos digitales ya no son elementos "exóticos" en el mundo de la literatura. Así queda de manifiesto claramente en la Feria del Libro que se desarrolla actualmente en Fráncfort. Cerca del 30% de la oferta que se presenta en esta muestra corresponde a la categoría digital. Los libros electrónicos, las bitácoras o weblogs y las enciclopedias online han llegado para quedarse. Y, aunque las editoriales tradicionales siguen sintiendo escalofríos ante la perspectiva de que las novedades electrónicas pudieran llegar a arrebatarles el negocio de los libros, se impone la convicción de que es preferible tomar el toro por las astas y a aplicar el viejo refrán que aconseja: si no puedes en contra, únete a ellos.
El desafío de Google
Las editoriales comienzan a entenderse como parte del mundo multimedial. Y han comprendido que, para abrirse paso en él, hay que manejar sus propios códigos y herramientas. "Entretanto, de lo que se trata es de difundir contenidos a través de la mayor cantidad posible de canales", indicó una representante del sector. Pero el desafío no se limita sólo a utilizar los nuevos soportes y las posibilidades de internet. Con el objeto de mantener las riendas del asunto en las manos, diversas editoriales se unieron en un proyecto para crear un buscador propio de textos completos en la red.
La idea no es nueva. De hecho, se viene discutiendo desde hace tiempo esa posibilidad, pero sobre todo las editoriales medianas se resistían a ofrecer contenidos online, aunque fueran sólo restringidos, por miedo a la piratería y, por ende, a arruinar el negocio. Sin embargo, la necesidad se impuso cuando el rey de los buscadores lanzó hace dos años su "Google Book Search", donde los usuarios pueden encontrar infinidad de títulos y hojear los libros, al menos en parte, a su antojo.
El autor decide
Las editoriales alemanas contraatacan pues con su propio buscador. La intención del grupo encargado del proyecto es lograr que el mayor número posible de libros sean accesibles íntegramente en Internet, de manera que los usuarios puedan encargarlos, bajarlos por capítulos o completos, o darles cualquier otro uso. Claro está que quedan numerosas cuestiones legales por aclarar, sobre todo relativas a los derechos de propiedad intelectual. Pero esos problemas se presentan igualmente en el actual servicio de Google, contra el que varias editoriales adoptaron en un comienzo medidas judiciales, sin mayores resultados.
El proyecto de la asociación alemana apunta, en definitiva, a recuperar la soberanía sobre el territorio de los libros. Porque, en el caso de Google, las editoriales no tienen control alguno. Con su propio buscador, en cambio, podrán dar a cada autor la posibilidad de decidir qué es lo que quiere publicar online y qué no. Y, como tampoco se trata de lanzar una guerra sin cuartel contra el gigante de los buscadores, también los editores alemanes están sondeando con Google las posibilidades de cooperación.