Al borde del terror
15 de septiembre de 2003Pese a las duras críticas de Estados Unidos, de la Unión Europea y de la Liga Árabe, Israel se mantiene en su decisión de expulsar al presidente palestino, Yaser Arafat. "El gran error histórico de Israel es no haberlo exiliado antes", dijo el ministro de Defensa israelí, Saúl Mofas. Tras un encuentro con el embajador de Estados Unidos, Dan Kurzer, Mofaz dijo que en todo caso, "el destino de Arafat está en manos del designado primer ministro palestino, Ahmed Kurei, y en la forma en la que éste desmantele las organizaciones terroristas".
Tras dos atentados suicidas que provocaron la muerte de 15 israelíes, el gabinete de seguridad israelí, presidido por el primer ministro Ariel Sharon, acordó declarar a Arafat "deportable" la noche del jueves, argumentando que el presidente palestino es un obstáculo absoluto al proceso de reconciliación entre Israel y palestinos. La resolución adoptada señala que más adelante será decidida la manera y el momento en que Arafat será removido, pero la formulación deja abierta la posibilidad de que sea expulsado, detenido o eliminado.
Arafat por su parte se mostró imperturbable ante la decisión de Israel y se negó categóricamente a abandonar la región. "Esta es una tierra santa y nadie podrá expulsarme de ella", dijo Arafat en Ramalá.
Condena internacional
Las intenciones de Israel provocaron una ola de críticas en todo el mundo. Estados Unidos advirtió a Israel que no tolerará la deportación de Arafat, pues complicaría aún más la de por sí difícil situación en la región. El portavoz del ministerio del Exterior, Richard Boucher, dijo que aunque Estados Unidos considera que Arafat es "parte del problema y no de la solución", teme que, de provocar un daño físico al líder simbólico de los palestinos, conduciría a una escalada de violencia en la región. La consejera de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, recordó telefónicamente a Dov Weisglass, director de la oficina del primer ministro, Ariel Sharon, la promesa que hizo Sharon a Bush en el 2001, de que no tocaría físicamente a Arafat.
El secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó de ‘imprudente’ la decisión israelí. Países como Alemania, Inglaterra, Francia, Rusia y Japón, condenaron enérgicamente la medida, advirtiendo sobre las consecuencias negativas que tendría la expulsión de Arafat de los territorios palestinos. Francia abogó por la creación de una fuerza internacional de interposición entre Israel y palestinos y convocó a realizar una conferencia internacional que marque el camino hacia la paz. "La expulsión de Arafat es una decisión equivocada, dijo el ministro del Exterior, Dominique de Villepin. También la UE, que preside Italia, conminó a Israel a la prudencia. El ministro del exterior italiano, Franco Frattini, recordó que la UE optó por incluir a Hamas en la lista europea de grupos terroristas y aseguró que la ausencia de determinación palestina a desmantelar esas organizaciones, unido a la eventual expulsión de Arafat por parte de Israel podrían conducir a una situación ‘incontrolable’.
Situación explosiva sin precedentes
Por su parte, la Liga Árabe reaccionó con enojo, diciendo que la medida sería un golpe mortal para el proceso de paz y la estabilidad en el Medio Oriente. "La decisión provocará graves consecuencias negativas no sólo en Oriente Medio sino en todo el mundo", afirmó el portavoz de la Liga Arabe, Hisham Yusef. Según agencias, la prensa árabe comentaba la noticia diciendo que la medida "hace sonar las alarmas de que la región se dirige hacia una situación explosiva sin precedentes".
Activistas de Al-Fatah advirtieron que harán escudos humanos si Israel intenta cumplir su decisión. "Es cierto que los palestinos no tenemos tanques, pero tenemos la firme determinación de oponernos a Israel", dijo Ahmed Gnim. Las Brigadas de Al-Aksa, amenazaron con ataques en todo Israel, mientras que la Yihad Islámica anunció una resistencia armada.
Miles de palestinos se concentraron espontáneamente a la ‘Mukata’, oficinas de Arafat, para arropar y apoyar a su líder. En decenas de ciudades en Gaza y Cisjordania, miles de manifestantes expresaron su repudio contra Israel. El ministro del Exterior palestino, Nabil Shaath, calificó la medida como "una declaración de guerra al pueblo palestino".
Los únicos que parecen aprobar la medida es la población israelí, que apoya en un 60% la decisión de matar o expulsar al líder palestino. Según un sondeo publicado por un diario israelí, el 37% sostiene que Israel debe matar a Arafat, mientras que un 23% apoya la idea de expulsarlo y un 21% que se continúe su aislamiento. Sólo un 15% abogó por su liberación y el inicio de un proceso diplomático serio con los palestinos.