Ahora hallan canelones con carne de caballo en España
25 de febrero de 2013
Inglaterra, Italia, Alemania, Chipre, Rumania e Irlanda ahora son acompañados por España y República Checa en la lista de países vinculados, de una u otra forma, con el escándalo de la etiquetación “errónea” de distintos productos que son vendidos como elaborados con carne de vacuno cuando, en realidad, contienen carne de caballo.
Esta vez las empresas Nestlé e Ikea retiraron productos que vendían en España, tras detectarse trazas de carne de caballo, según informó el ministerio de Agricultura. En el caso de Nestlé se trata de seis variantes, entre ellos canelones para microondas “La cocinera”. La empresa anunció acciones contra su proveedor en España, Servocar, una firma de la provincia de Toledo que aseguraba vender carne 100 por ciento de vacuno.
"El error consecuente en el etiquetado hace que los productos no cumplan con lo que los consumidores esperan de nosotros", señaló la multinacional en un comunicado, en el que aseguró que no existe ningún riesgo para la salud. Comer carne de caballo no entraña peligro alguno: lo que se cuestiona es el engaño.
Las trazas de ADN de caballo superan el uno por ciento, el umbral que determina la ley sobre el cual se considera adulteración del producto.
Albóndigas de Ikea
En el caso de Ikea, se trata de una reacción a unas pruebas realizadas en República Checa, donde las autoridades encontraron indicios de carne de caballo en un lote de albóndigas. Como medida de precaución, la firma decidió quitarlas del mercado en trece países.
Todas las albóndigas de IKEA las fabrica en Suecia el proveedor Familjen Dafgard, que indicó en su página de internet que está investigando la situación y recibirá los resultados de más pruebas en los próximos días.
Las comprobaciones en ambos países se efectuaron en el marco de las recomendaciones de la Comisión Europea ante el escándalo que estalló el mes pasado, cuando se halló en Irlanda que productos etiquetados como vacuno también tenían carne de equino. Todo esto ha afectado la confianza que depositaban los consumidores en la industria alimentaria.
A eso se suma Alemania, donde empresas productoras de huevos “bio” no cumplían con las condiciones mínimas para la elaboración de sus productos. Es decir, vendían huevos orgánicos que no eran tales.
DZC (Reuters, dpa)