Afganistán, lejos de la estabilidad
4 de diciembre de 2002En Petersberg, a las afueras de la antigua capital alemana Bonn, las Naciones Unidas y Alemania reúnen nuevamente a representantes del Gobierno de Afganistán con los negociadores internacionales. Desde Kabul se espera al Presidente afgano Hamid Karsai, la mitad de su gabinete, para encontrarse, entre otros, con el intermediario de Naciones Unidas, Lakdhar Brahimi.
Un resultado previsible
A un año del derrocamiento del régimen Talibán, hay un panorama mixto de conclusiones. Sin duda fue positiva la instalación del gobierno de transición bajo el presidente Karsai. Asimismo en la capital, Kabul, se da por terminado el desarme de la población civil, gracias a la intervención de los soldados de la Fuerza de Asistencia de Seguridad Internacional (ISAF por sus siglas en inglés).
Afganistán destaca el papel de Alemania durante los últimos 12 meses, especialmente en la reconstrucción de infraestructura, la construcción de escuelas para niñas, y el equipamiento y la formación para la policía. En este sentido, el Ministro de exteriores de Alemania, Joschka Fischer, fue recibido la última semana de noviembre en Kabul con las palabras: "Los afganos tienen fe ciega en los alemanes."
Aun hay peligro
Según el Secretario general de Naciones Unidas, Kofi Annan, Afganistán todavía "representa una amenaza para la seguridad internacional y para la paz mundial". Por eso el mandato para la ISAF, compuesta por efectivos de 22 naciones, se ha extendido por un año más.
Afganistán ha sufrido guerra y terror durante más de dos décadas. Las ciudades están devastadas, la base de la agricultura destruida (debido a la guerra y a una sequía de varios años), y las estructuras sociales se han desplomado.
Por lo tanto el balance positivo se limita a la capital afgana, ya que en amplias partes del país aun mandan los mismos de antes. La reunión de Petersberg deberá abarcar por lo tanto también el aspecto de las tensiones étnicas dentro del país, para poner fin a los repetidos enfrentamientos armados que brotan entre distintas tribus y grupos.
A medio camino
Las aurtoridades en Kabul han reiterado su pedido de ampliar el radio de acción de la ISAF. Esto no sólo implicaría riesgos para estas tropas. Al mismo tiempo, no es considerado un paso deseable si se trata de apoyar la conformación de un gobierno soberano en Afganistán.
Es un largo camino de negociaciones políticas que también implican compromisos, como por ejemplo que en la capital provincial Herat, se hayan vuelto a instaurar algunas de las antiguas leyes de los Talibán. En el contexto de fomentar un diálogo interno, no parece casual que el Estado se llame ahora "República Islámica de Afganistán".
La consolidación de las instituciones políticas dependerá de las perspectivas de progreso que tenga la población. Los numerosos conflictos internos e incidentes, también estarían vinculados a la producción de opio y el tráfico de heroína. Son elementos fundamentales para entender el circulo vicioso entre una economía devastada, instituciones débiles o inexistentes, y la necesidad de estabilizar la región. Mientras la población, que depende en su mayoría del agro, no encuentre cultivos alternativos, tampoco podrán cambiar las viejas costumbres que son parte de los problemas que ha sufrido este país.