Zubin Mehta: derribando barreras
12 de septiembre de 20112011 está siendo un año muy especial tanto para Zubin Mehta como para la Orquesta Filarmónica de Israel. El director indio cumplió el pasado abril 75 años de edad, los mismos desde que la Orquesta fuera fundada por el violinista judío Bronislav Huberman. Hace cinco décadas, Mehta se puso por primera vez al frente de la formación israelí, de la que es director vitalicio y que se ha convertido para él en un conjunto por el que siente gran afinidad. Por si fuera poco, la Orquesta visitó por primera vez Alemania hace justo ahora cuarenta años, invitada precisamente por el Beethovenfest. Tantas fechas redondas implican una trayectoria rica, plagada de numerosas experiencias, y el concierto del domingo era un buen momento para echar la vista atrás. Con nostalgia, sí, pero también con orgullo por el camino recorrido, un camino con música.
Premio Furtwängler para Zubin Mehta
La organización del Beethovenfest quiso que en esta ocasión tan especial, celebrada además el día en que occidente conmemoraba el 11-S –fecha a la que Zubin Mehta aludió emocionado al inicio de la velada- se hiciera entrega del Premio Furtwängler al director indio por su compromiso social y musical. Sir Peter Jonas, gestor y erudito musical, íntimo amigo de Mehta, dedicó unas palabras al director homenajeado. Uno de los términos más repetidos durante el breve discurso de Jonas fue “generosidad”. Esta cualidad del director indio resultó el domingo más patente que nunca para todos aquellos que se percataron de que una de las obras en programa, Les Preludes, de Franz Liszt, estuvo estigmatizada en Alemania durante años, porque uno de sus fragmentos sirvió como sintonía de los noticieros de propaganda de los nazis. ¿Derribando barreras por medio de la música? Tal vez. No es cualquier cosa que sea precisamente esta obra la que la Filarmónica de Israel interprete en más ocasiones dentro de la gira europea que está llevando a cabo durante el mes de septiembre.
Un concierto emocionante
No solo las fechas redondas, sino también los recientes acontecimientos en la Embajada de Israel en Egipto, contribuyeron a crear una atmósfera llena de vibrante tensión en la Beethovenhalle, que contaba el domingo con medidas adicionales de seguridad. Tras la obertura Leonora de Beethoven, llegó el momento de Les Preludes de Liszt, enunciados firme y majestuosamente por Mehta, especialmente parsimonioso el día de ayer. “¿Qué es nuestra vida sino una sucesión de preludios que acaban desembocando en la muerte?” reza el lema de este poema sinfónico, y Mehta paladeó cada uno de los episodios músico-vitales que lo configuran.
La sobresaliente sección de cuerda de la Filarmónica de Israel se lució especialmente en la Cuarta Sinfonía de Chaikovski, que oficialmente ponía punto y final al programa. No pudo ser. El público puesto en pie, sin dejar de aplaudir, reclamaba más música y Mehta accedió generosamente con la interpretación del vals de El lago de los cisnes de Chaikovski.
Autora: María Santacecilia
Editora: Emilia Rojas