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Yemeníes luchan por mantenerse neutrales en la guerra civil

Mat Nashed
18 de noviembre de 2018

Cada vez más yemeníes se alían con la coalición saudí o con los hutíes para salvaguardar un salario y tener sensación de seguridad. Pero algunos, a pesar de los obstáculos, están decididos a permanecer neutrales.

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Niños a la espera de huír del puerto de Al Hudayda, una ciudad del oeste de Yemen, en la costa del mar Rojo.Imagen: picture-alliance/dpa/M. Mohammed

En la mañana del 6 de octubre de 2018, Rahab* fue apartada violentamente de una manifestación estudiantil en el corazón de la capital de Yemen, Saná. Al igual que sus compañeros, estaba harta de los altos precios de los alimentos y la falta de servicios básicos, por lo que se unió a las protestas contra los hutíes, quienes controlan la capital. La violenta milicia, que pertenece a la rama chiíta Zaidi Islam, aplastó la manifestación en cuestión de minutos.

"Cuando me llevaron, pensé que nunca volvería (a mi casa)", dijo Rahab, un activista de 20 años. "La mayoría de los manifestantes conmigo eran mujeres. Ellos (hutíes) nos liberaron por la noche, pero solo después de que firmamos un compromiso de no volver a protestar", agregó.

Los civiles en Saná están atrapados entre el Gobierno represivo de los hutíes y la ofensiva indiscriminada de la coalición liderada por los saudíes, quienes buscan expulsar a los hutíes para restablecer al Gobierno internacionalmente reconocido del presidente Abed Rabbo Mansur Hadi.

La guerra saudí ha causado que millones de yemeníes mueran de hambre al restringir las importaciones y suspender los salarios de más de un millón de funcionarios en las zonas controladas por hutíes, quienes, según los informes, exacerban también la crisis al secuestrar personas en busca de dinero por rescate.

Para sobrevivir, más personas están escogiendo bandos en la guerra para ganarse la vida o asegurarse una salida del país. Pero Rahab y otros se niegan a hacerlo, dejándolos con pocas ventajas y poca protección. "Hay muchas otras mujeres que escaparon (de Saná) a la ciudad de Marib y creo que muchas de ellas pronto formarán parte de la alianza saudí. No obstante, yo también estoy en contra de la agresión de Arabia Saudí", dijo Rahab a DW.

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Fuerzas progubernamentales yemeníes avanzan hacia el área del puerto desde las afueras del este de Hodeida, mientras continúan luchando por el control de la ciudad controlada por los rebeldes hutíes.Imagen: Getty Images/AFP

Luchando para sobrevivir

La guerra ha puesto de rodillas a Saná y los yemeníes están divididos sobre a quién culpar. Los residentes dicen que la ciudad apenas tiene electricidad, lo que empuja a la mayoría de las personas a quemar carbón o a depender de la energía solar. El combustible también escasea, aunque la comida y el agua todavía más. Rami*, de 29 años, dijo que los hutíes y la coalición saudí son igualmente responsables de arruinar la ciudad.

"Los odio a todos. Casi no hay empleos en Saná a menos que se tengan conexiones personales con una facción política", dijo a DW. "Los civiles se mueren de hambre. Ahora hay muchas personas que están robando para alimentar a sus familias ", añadió.

La lucha parece ser la única fuente de ingresos confiables, lo que le da a Arabia Saudí una ventaja. Varias personas dijeron a DW que los saudíes atraen a los combatientes lejos de los hutíes pagando en su propia moneda, que es mucho más fuerte que el rial yemení.

Pero Rami dice que se metería de contrabando en Arabia Saudí antes que levantarse en armas. Por ahora, sobrevive vendiendo bolsas de plástico a tiendas que venden khat, un estimulante parecido a la anfetamina que muchos yemeníes mastican. "Casi no gano dinero, pero nunca lucharé. La gente tiene que dejar que le laven el cerebro para luchar, pero ni mis amigos ni yo dejaremos que eso pase", dijo Rami.

Adam Baron, profesor visitante del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores en Londres, asegura que las personas que son políticamente activas tienen poco espacio en Yemen para permanecer neutrales. Baron dice que las falsas acusaciones pueden llevar a las personas a la cárcel y que los hutíes a menudo detienen a quienes perciben simplemente como opositores. "La situación se polariza cada vez más, por lo que más personas piensan que deberían elegir un bando para obtener beneficios", dijo Baron a DW.

Toma de prisioneros

Ni la coalición saudí ni los hutíes han intentado salvaguardar a los civiles. A medida que el primero hace al pueblo padecer de hambre, el segundo se beneficia de la grave crisis humanitaria. Human Rights Watch (HRW) ha informado que los hutíes tienen como prisioneros a opositores y presuntos adversarios en cárceles secretas, donde muchos son golpeados con barras de hierro, látigos y rifles de asalto. Muchos de los prisioneros son periodistas y activistas que tienen poca o ninguna afiliación con facciones en la guerra.

"En casi todos los casos vemos que se les pide a las familias de las víctimas que paguen un rescate para asegurar la liberación de sus seres queridos, pero muchas de estas personas ya son muy pobres", dijo Kristine Beckerle, investigadora de HRW en Yemen, a DW. "Es horrible porque el liderazgo hutí sabe que esto está ocurriendo y podrían detenerlo si lo desean", agregó.

Rahab, la activista de la manifestación, se considera afortunada de haber sido liberada tan pronto. Pero desde que fue advertida, las consecuencias podrían ser más graves si vuelve a protestar. Por ahora, se enfoca en ayudar a su gente y dice que su comunidad confía en ella porque no pertenece a ninguna facción política o religiosa. Con la llegada del invierno, su principal prioridad es organizar un grupo en internet de voluntarios para donar y distribuir ropa a los yemeníes más pobres. A pesar de sus mejores esfuerzos, sigue siendo pesimista sobre el futuro de su país.

"Los niños, las mujeres y los ancianos mueren a diario, y todas las partes son responsables del derramamiento de sangre", dijo. "La guerra también me está afectando psicológicamente y emocionalmente. No es fácil ver morir a una sociedad entera", concluyó.

*Los apellidos han sido alterados para proteger la identidad de los entrevistados.

(few/ms)

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