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Ya hay acuerdo de coalición, ¿y ahora qué?

Nina Werkhäuser
7 de febrero de 2018

Las bases del SPD decidirán en una votación si aprueban la gran coalición recién anunciada en Alemania entre conservadores y socialdemócratas. ¿Qué pasa si la rechazan?

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Koalitionsverhandlungen von Union und SPD Schulz Seehofer Merkel
Imagen: picture-alliance/dpa/B. von Jutrczenka

Poco antes de la reunificación, el SPD tenía casi un millón de miembros. A día de hoy son poco menos de 440.000, pero son más importantes que nunca. Sin el apoyo de los camaradas (esa es la fórmula de tratamiento interna en el partido), no habrá gran coalición entre los conservadores de la CDU, su socio bávaro CSU y los socialdemócratas. Dentro de poco estos 440.000 miembros recibirán correo: será el acuerdo de coalición, que deben leer. La mayoría de ellos lo estudiará meticulosamente y se hará la las siguientes preguntas: ¿Está el sello de los socialdemócratas lo suficientemente claro en este programa de gobierno? ¿O han hecho demasiadas concesiones los negociadores del SPD ante la CDU?

Las bases deciden

Exactamente como hace cuatro años, los socialdemócratas son quienes tienen la última palabra sobre el acuerdo de gobierno con el bloque conservador de Angela Merkel. Cada miembro deberá responder por correo si dice sí o no. También los nuevos miembros pueden ejercer su voto, siempre que se hayan inscrito en el partido antes del 6 de febrero. De hecho, quienes se oponían a la "GroKo” (gran coalición) llamaron a inscribirse en el partido para tratar de impedir tal alianza a través del voto de la membresía. La realidad es que, desde el congreso de partido del pasado 21 de enero, en el que los miembros dieron luz verde a las negociaciones de la gran coalición por una escasa mayoría, el partido ha registrado una ola de nuevas inscripciones. Lo que aún no se sabe es si entre los nuevos miembros predominan los que están a favor o aquellos que se posicionan en contra.

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Al contrario que en las elecciones de 2013, cuando el 76% de los miembros del SPD dieron su aprobación al nuevo gobierno, los camaradas podrían tumbar esta vez la gran coalición. Muchos socialdemócratas sienten que se han dejado de lado importantes demandas de su partido, como la reunificación familiar de los refugiados. Además, están descontentos con el giro copernicano de su líder, Martin Schulz, tras el desmoronamiento de las negociaciones para una coalición "Jamaica”, que hubiera incluido a conservadores, verdes y liberales. De ver al SPD como principal partido de la oposición, pasó a defender que volviese a ser el socio menor de una coalición con la CDU, por tercera vez ya. Y ello a pesar de la dolorosa experiencia que al final siempre ha supuesto para los socialdemócratas gobernar junto al Ejecutivo de Merkel. En las últimas encuestas, el apoyo a esta formación y a su líder Schulz ha alcanzado nuevos mínimos. Si el orgulloso partido del pueblo fuese ahora a elecciones, podría obtener unos resultados desastrosos.

Miedo al descalabro

Son sobre todo los llamados "Jusos”, las juventudes del SPD, quienes piden el "no” a los miembros. "La política vive del enfrentamiento entre diferentes posturas políticas, y esta yuxtaposición no tiene apenas lugar en una gran coalición”, argumentan los Jusos. Su líder, Kevin Kühnert, es una de las voces más influyentes contra la gran coalición.

¿Pero qué pasaría si los miembros del SPD votasen en contra de la "GroKo”? "Entonces habría nuevas elecciones”, se oye a menudo. Sin embargo, no es tan fácil. Ni el Bundestag puede disolverse a sí mismo, ni Angela Merkel o Martin Schulz pueden proponer nuevas elecciones. Esto va en contra de los principios que inspiran la Constitución alemana, volcada en apuntalar la estabilidad política. La concatenación de nuevas elecciones, como hubo durante la época de la República de Weimar, es algo que los padres y madres de la Constitución quisieron evitar a toda costa.

¿Cuáles serían entonces los siguientes pasos, si el SPD no lograse que sus miembros apoyasen el acuerdo de coalición? Entonces entraría en juego el presidente de la República, Frank-Walter Steinmeier, quien es el único que puede proponer al Parlamento un candidato o candidata a canciller. Debe hacerlo, según la Constitución. Por eso, antes de llamar a la ciudadanía de nuevo a las urnas, los representantes del pueblo deben someterse a una votación para ocupar el cargo de canciller. No importa que tenga o no una mayoría parlamentaria que le respalde. Del resultado de estas votaciones depende todo lo demás.

Primer paso: votación a canciller

El presidente de la República presentará en cualquier caso al Bundestag un candidato o candidata a canciller. Incluso aunque finalmente fracase la gran coalición, lo más seguro es que este lugar lo ocupe Angela Merkel. Es la líder del partido que logró más votos. Para ser elegida necesitaría una mayoría absoluta de los 709 diputados en esta llamada "votación a canciller”, que se realiza sin debate alguno y con voto secreto. Hasta ahora, todos los cancilleres, incluida Merkel en las tres ocasiones anteriores, fueron elegidos en la primera vuelta.

¿Quiénes son los socialdemócratas alemanes?

Pero esta vez es probable que la historia fuese otra: tras haber fracasado en formar dos coaliciones diferentes, no hay apenas expectativas de que Merkel pudiese conseguir dicha mayoría absoluta. Entonces, según la Constitución, empezaría un período de 14 días en el que el Parlamento podría votar por un canciller de propuesta propia. Para ello también necesitaría la mayoría absoluta. Si esto tampoco funcionase, tras el vencimiento de dicho período debería celebrarse "inmediatamente otra ronda de votación”. Así lo establece el artículo 63 de la Constitución, que recorta los requisitos para esta ronda final: a estas alturas bastaría con lograr una mayoría simple de apoyos en el Bundestag.

¿Gobierno en minoría o nuevas elecciones?

Entonces volvería a entrar en juego el presidente Steinmeier, quien tendría que decidir si nombra canciller de un Gobierno en minoría al candidato o candidata, lo cual implicaría que ese Ejecutivo tendría que conseguir mayorías en el Parlamento para sacar adelante propuestas políticas. Por otro lado, siempre quedaría la alternativa de que el presidente de la República disolviese la cámara y convocase elecciones en 60 días.

Pero en el SPD no quieren oír hablar de nuevas elecciones, pues impera la sospecha de que la populista AfD podría sobrepasarles. Por eso la dirección socialdemócrata se pondrá ahora en campaña entre sus miembros para convencerles de que apoyen el acuerdo de coalición. El deteriorado líder Schulz, que originariamente no quería bajo ningún concepto un nuevo gobierno con Angela Merkel, ha sido propuesto como ministro de Exteriores. Algo que también podrían utilizar en su contra los que desde sus filas se oponen a esta todavía provisional reedición de la gran coalición.

Autora: Nina Werkhäuser (EAL/ER)