Wall Street: sola en un mundo de hombres
26 de julio de 2018En el piso de operaciones de la Bolsa de Valores de Nueva York, hombres con trajes caros miran fijamente las pantallas de sus computadoras, otros gritan números. Algunos corren frenéticamente de un puesto de bolsa al siguiente, con sus auriculares en los oídos. Incluso quien limpia es un hombre. Casi discreta en medio de la conmoción, Lauren Simmons se ubica en el puesto de operaciones de la casa de inversiones Rosenblatt Securities. Poco menos de 1,60 metros de altura, piel oscura, falda corta y tacones altos.
"Creo que mi historia es única porque no solo soy la más joven de la sala, sino también mujer y representante de una minoría", dice la joven de 23 años. Lauren se mudó desde una pequeña ciudad en el estado de Georgia a Nueva York. "Llegué a la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE) a través de un colega", dice. Aunque estudió Genética, siempre le han fascinado los números. "Los números son un lenguaje universal con el que todos están conectados", resalta.
"Debes ser tan ruidoso como los hombres"
Inicialmente, el entorno de Lauren reaccionó con preocupación cuando dijo que se convertiría en una agente en la Bolsa de Valores de Nueva York. "El único temor de mi madre era: ¿cuántas mujeres trabajan allí?". Aparte de cuatro agentes a tiempo parcial, Lauren es en realidad la única corredora de bolsa que trabaja a tiempo completo en la sala. En toda la historia de la bolsa de valores, solo hubo una mujer negra con una insignia de la Bolsa de Nueva York antes que ella.
Las preocupaciones iniciales de Lauren se evaporaron tan pronto como entró en la bolsa de valores más grande del mundo, un día que nunca olvidará. "Acababa de pasar el examen, me dieron mi placa y luego me permitieron tocar la campana de la bolsa de valores", dice orgullosa. Junto con Richard Rosenblatt, el fundador de la compañía para la que trabaja, se paró en el balcón con la campana de la bolsa ese día. Algo inusual. Históricamente, las mujeres no son parte del panorama de Wall Street.
Al principio, Lauren, que parece bastante tímida, tuvo que acostumbrarse a algunas cosas. En un mundo dominado por los hombres, las reglas y los modales son diferentes, según ella. "Aprendí bastante rápido aquí, si quieres que la gente te escuche, tienes que ser tan ruidoso como los hombres". Sin embargo, ella aprecia el compañerismo en la sala. "Los hombres quieren que las mujeres crezcan aquí y tengan una carrera exitosa", dice ella.
Faltan modelos a seguir
El trabajo de Lauren en la bolsa de valores es comprar y vender acciones en nombre de los inversionistas. Un poco de asertividad, voluntad de asumir riesgos y resistencia al estrés son parte de ello, cuenta. Y aunque estas características se atribuyen tradicionalmente a los hombres, Lauren cree que las mujeres también pueden ser buenas corredoras de acciones. Lo que les falta son modelos a seguir. "Creo que muchas mujeres tienen miedo de salir de su zona de confort. En el sentido de: ¿Y si soy la única? ¿la única representante de una minoría?".
Es por eso que Lauren estaba particularmente entusiasmada cuando, en mayo, Stacey Cunningham fue nombraba como presidenta de la bolsa de valores. Lauren cree que este es un paso importante hacia la igualdad. "Tener más personas, como tú y yo, u otras personas que están subrepresentadas aquí, haría que nos respetemos más los unos a los otros".
Lauren espera que su historia sirva como modelo e inspiración para otras mujeres jóvenes y las aliente, para que pronto no sea la única agente que deja la sala de la Bolsa de Nueva York en tacones altos por la noche.
Autor: Anne Schwedt (CT)