Volar barato, mientras se pueda
16 de abril de 2003Joven, flexible, y con estudios medios y superiores. Éste es el perfil del usuario de las "low-cost-airlines", las líneas aéreas que ofrecen vuelos de bajo costo. Su juventud se refleja también en la manera de hacer su reservación. El 80% de los vuelos se compran por internet.
Las exigencias de la clientela no son muchas. Un pasajero de éstos espera seguridad y confiabilidad, personal competente, transparencia en las tarifas y vuelos directos. De mínima importancia es el servicio de comidas durante el vuelo, las salas de espera, la revista de a bordo y los tickets impresos. Exactamente las cosas "superfluas" que las aerolíneas baratas han desechado.
La situación empeora
Hasta hace poco, los alemanes eran los campeones mundiales en cuanto a cantidad de viajes. Ya no lo son. El terrorismo, la guerra, los accidentes aéreos y la posibilidad de contagiarse de SARS, por ejemplo, los han vuelto reservados en su consumo de vuelos y paquetes vacacionales, el monto se ha reducido en un 10%. No así para Germanwings, que posee un segmento del 30% del mercado. "Nos encontrábamos en una espiral descendiente, ahora ascendemos explosivamente", explicaba el gerente del aeropuerto de Colonia/Bonn, pues desde que existe la hija módica de la gran aerolínea alemana, el monto de pasajeros ha subido en un 30%.
Cualquier medio es bueno
Para conseguir su gran público, Germanwings hace uso de todo tipo de sortilegio. Un súper especial de Semana Santa, por ejemplo: por sólo 19 euros se puede comprar un vuelo a cualquiera de sus destinos europeos, sólo hay 200.000 puestos y por internet. Otro muy curioso: aprovechando que en 2005 tendrá lugar en Colonia el XX. Día Mundial de la Juventud –para el cual se espera la presencia de 800.000 jóvenes- Germanwings prepara el terreno; no sólo transportó el Domingo de Ramos la pesada cruz de casi cuatro metros de alto y más de 100 kilos -símbolo de la juventud católica desde 1985-, sino que será la aerolínea en la que viajará el Sumo Pontífice a este encuentro católico juvenil que por primera vez tendrá lugar en Alemania.
No por mucho tiempo
Con estos señuelos de entre 19 y 9 euros las compañías aéreas no ganan nada. Se calcula que por cada pasajero deberían cobrar entre 70 y 80 euros. Por eso, la estrategia es cobrar 100 euros o más para ciertas rutas a determinadas horas. Pero los jóvenes y listos usuarios, entonces, no compran. Y así Ryan Air, la aerolínea irlandesa que posee la otra buena parte del mercado de vuelos baratos, ha tenido que volver a bajar sus precios. El público se frota las manos, la dura competencia por el mercado los favorece. Pero quizá no por mucho tiempo más, porque según expertos, la mayoría de estas aerolíneas no tendrán una larga vida.