Mujeres indígenas en América Latina: valientes y resistentes
6 de septiembre de 2020"En Nicaragua, ser indígena es ser un sujeto con muchos compromisos”, dijo a DW Mirna Cunninhgan, presidenta del Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y El Caribe (FILAC) y activista del pueblo indígena miskito. "Hace casi 35 años logramos concluir un proceso de discusión de un estatuto de autonomía que reconoce los derechos colectivos de pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes”, explicó.
En este proceso, "las mujeres jugamos un papel fundamental promoviendo comisiones de paz y autonomía, el desarme, acuerdos de paz y logramos empujar que la Asamblea Nacional de Nicaragua aprobara una ley de autonomía”, aseguró.
De este modo, en 1990, se llevaron a cabo las primeras elecciones autónomas que eligen a dos parlamentos regionales: Costa Caribe Norte y otra de la Costa Caribe Sur. "Se logró que estos parlamentos regionales tengan una composición multiétnica o sea que hay distritos electorales especiales en donde el primer candidato o candidata debe pertenecer a determinado pueblo indígena o comunidad étnica, de manera que se asegura una composición multiétnica al parlamento regional", destacó.
Cunningham también subrayó logros la demarcación y titulación de los territorios indígenas y leyes con específicaciones en temas como la pesca, los bosques, así como el reconocimiento de la creación de un modelo de educación intercultural y multilingüe y un modelo de salud intercultural que reconoce la medicina tradicional.
"Cuando terminé de estudiar la carrera de Medicina regresé a mi comunidad a trabajar y allí me di cuenta que había otro tipo de enfermedades que no las podíamos curar. Comencé a trabajar la salud intercultural tratando de articular la medicina que practicábamos en el hospital con la medicina que ejercían en las comunidades los curanderos y las parteras y comenzamos a dar los primeros pasos de lo que hoy es nuestro modelo de salud", recordó la que también fue la primera rectora de "la que prácticamente fue la primera universidad indígena en América Latina".
Una lucha local, nacional e internacional
A pesar de estas victorias, los pueblos originarios deben hacer frente a diversas adversidades. "A raíz de nuestra lucha, los pueblos indígenas siempre hemos sido perseguidos, criminalizados, judicializados y linchados mediáticamente, pero en los últimos años han empezado a amenazar nuestras vidas, especialmente la vida de las mujeres que hemos estado al frente de la lucha", dijo a DW Patricia Gualinga, líder kichwa de la comunidad Sarayaku, en Ecuador, quien ha sufrido esta situación.
"En enero de 2018, el 5 de enero, a la una de la mañana personas extrañas atacaron el apartamento donde yo estaba, rompieron los vidrios y me amenazaron de muerte. Estos sucesos se han vuelto a repetir con otras mujeres. Sin embargo, nuestra lucha no ha terminado y continuamos al frente en la primera línea de defensa del territorio de pueblos indígenas", aseguró.
En su caso, "las petroleras ingresan en los territorios indígenas sin consentimiento de las comunidades de manera violenta, arbitraria, con militarización y eso genera un conflicto interno muy fuerte y violaciones a los derechos de los pueblos indígenas". Por ello criticó los impactos sociales y medioambientales que implican estos proyectos. "Estamos luchando contra las grandes empresas transnacionales como petróleo, minería e hidroeléctricas que es una lucha local, pero también es nacional porque tiene que ver con la participación de los gobiernos e internacional porque tiene que ver con las inversiones que vienen de los países llamados desarrollados", recalcó.
Su comunidad logró expulsar a la empresa petrolera que amenazaba su territorio y acusar al estado de Ecuador por permitir violaciones a los derechos humanos. "Uno de nuestros mayores éxitos ha sido ganar el caso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos en Costa Rica convirtiendo el pueblo de sarayaku como un símbolo de resistencia y esperanza para otros pueblos indígenas", subrayó.
Resiliencia para combatir al peor enemigo
Muchas de las luchas de los pueblos originarios están vinculadas con la defensa del territorio y el medio ambiente. "Estamos intentando minimizar los impactos que son causados por la acción del hombre, pero cuando tienes un gobierno que autoriza esas acciones destructivas por las personas, que intenta legalizar eso es muy dificil hacer esa reducción", dijo a DW Sonia Guajajara, coordinadora nacional de la Asociación de Pueblos Indígenas en Brasil (APIB).
"Hoy tenemos un gobierno que mira a las tierras indígenas, la Amazonía, como áreas productivas porque piensa que se tienen que destruir, que se puede producir para poder resolver la crisis económica. Pero con una crisis provoca otra y la crisis climática y ambiental hoy es mucho más urgente", aseguró. Por este motivo, criticó la postura del presidente brasileño Jair Bolsonaro. "Tenemos un gobierno que desmontó toda política indigenista y ambiental y que retiró la participación de los representantes de la sociedad civil en los espacios de diálogo, esto es muy grave", denunció. "El gobierno quiere construir y decidir solo, haciendo retroceder lo que la gente consiguió conquistar hasta ahora", lamentó.
(eal)