Veteranos del Día D
El Día D, el 6 de junio de 1944, las fuerzas aliadas desembarcaron en Normandía para liberar primero a Francia y asestar luego un golpe definitivo al régimen nazi. Los veteranos de ese día comparten sus recuerdos.
Desembarco en Normandía
El 6 de junio de 1944 fue un día clave durante la II Guerra Mundial. Cerca de 150.000 soldados de las fuerzas aliadas desembarcaron en las playas de Normandía, en el noroeste de Francia, para luchar contra el régimen nazi. Contaban con más de 1.200 barcos y 7.000 aviones. En pocos días, 300.000 soldados lucharon en el frente, de 100 km de largo, contra las fuerzas de ocupación de Hitler.
Lawrence L. Brannan
Brannan llegó con sus compañeros a “Omaha Beach“, el sector de la costa de Normandía donde se llevaron a cabo los combates más duros y donde las unidades del Ejército de EE. UU. registraron las mayores bajas.
La tumba de los compañeros
Brannan resultó gravemente herido, y allí terminó su desempeño en la II Guerra. Tiene 94 años, es padre de ocho hijos y vive en Morristown, Tennessee. Ahora, luego de 70 años, viaja otra vez a Normandía para visitar a sus compañeros caídos en la batalla. “Son mis amigos”, dice.
Honores militares
En su viaje a Francia, Lawrence Brannan es acompañado por su hija Gerry. Durante la ceremonia oficial en conmemoración del Día D en Francia será galardonado en presencia del presidente de EE. UU., Barack Obama, con la Orden de la Legión de Honor, la más conocida e importante de las distinciones francesas.
Paul Golz
El alemán Paul Golz estaba destinado en Normandía el 6 de junio de 1944. Como soldado de la Wehrmacht, comenzaba su guardia cuando desembarcaron los aliados. En su memoria queda el recuerdo vívido de las luces de los paracaidistas iluminando el cielo nocturno. Golz dice que no tuvo miedo, ya que era muy joven y no supo ver el peligro real que suponía el desembarco.
"Un ángel de la guarda"
Luego del desembarco aliado, Golz fue enviado a otro lugar. Durante su misión en Normandía no tuvo que participar en luchas ni fue herido. "Siempre tuve un ángel de la guarda", asegura.
Tres años de prisión
En 1947, Golz volvió a ver a su familia (aquí, en una foto de 1939). Tras el desembarco de Normandía, fue tomado prisionero por soldados estadounidenses. Dice que lo trataron bien en cautiverio, y que aprendió inglés, lo cual fue de provecho para su vida profesional. Golz trabajó durante 45 años en el Ministerio alemán de Relaciones Exteriores.
Recuerdos de un jeep
En el 70 aniversario del Día D, también Paul Golz viajó otra vez a Normandía. En estos días, numerosos vehículos militares circulan por las calles, como aquí, en Sainte-Mère-Eglise, lo cual para Paul Golz despierta muchos recuerdos. Antes del desembarco, nunca había visto un jeep.
Homenaje a los caídos
En su visita a Normandía en conmemoración del Día D, Paul Golz pasa por los numerosos cementerios militares. En el de Orglandes, por ejemplo, encontraron sepultura cerca de 10.000 soldados de la Wehrmacht. “Yo también podría estar aquí, pero pude seguir viviendo”, dice Golz, de 89 años.
Un polaco en Normandía
Marian Slowinski era uno de los soldados polacos que lucharon en Normandía contra los nazis. Tenía 25 años y usaba la gorra que se ve en la foto, su más preciado recuerdo de esos días. Slowinski fue enviado a una división blindada y logró permanecer ileso durante la guerra. El dice que fue “suerte de soldado”.
Luchar para volver a casa
Marian Slowinski también tuvo que separarse de su familia a causa de la guerra. Nació en 1919 y es el mayor de cinco hermanos. Su huida del régimen nazi fue una odisea a través de Europa. En Inglaterra se unió a las fuerzas aliadas. Con el desembarco de Normandía también comenzó su camino de regreso a casa.
Los últimos testigos
A los 95 años, Marian Slowinski es uno de los veteranos vivos de más edad que participaron en el desembarco de Normandía en 1944. Hombres como él fueron los que liberaron a Europa de la dictadura y los horrores del régimen nazi.