Venezuela, pronóstico reservado
5 de marzo de 2015La recurrencia con que organismos multilaterales y organizaciones no gubernamentales (ONG) critican al Gobierno de Venezuela por sus gestos autoritarios o su récord negativo en materia de derechos humanos hace difícil pensar que al presidente Nicolás Maduro le interese la percepción que la comunidad internacional tiene de su proyecto político. Pero conocedores del acontecer venezolano aseguran que tanto el difunto Hugo Chávez como su sucesor le han dado gran importancia a lo que se dice de la “Revolución Bolivariana” en el mundo.
Y evidencias no les faltan. Una reciente: Maduro invirtió recursos nada desestimables del Estado en la exhibición Expo Venezuela de Verdad, presentada en el Círculo de Bellas Artes de Madrid del 1 al 3 de marzo, con miras a ‘corregir’ la imagen ‘distorsionada’ que los medios españoles presentan de su gestión. Otra prueba: este viernes (6.3.2015), el secretario general de la Unión de Naciones Sudamericanas, Ernesto Samper, y los cancilleres de Brasil, Colombia y Ecuador viajarán a Caracas para mediar entre el chavismo y la oposición.
Los emisarios de UNASUR procurarán disipar las tensiones políticas generadas por el arresto arbitrario del Alcalde Mayor de Caracas, el dirigente opositor Antonio Ledezma, y el asesinato del adolescente Kluivert Roa en el estado occidental de Táchira; el joven de 14 años recibió un disparo de la policía local cuando participaba en protestas antigubernamentales. Está por verse si esa misión diplomática cumple su cometido, aunque, a la sombra de arbitrajes previos relativamente infructuosos, nadie en Venezuela está esperando milagros.
¿De qué sirve la intervención suave?
De hecho, hastiados de tanto anticlímax sin resolución de conflicto, no son pocos los venezolanos que a estas alturas se preguntan de qué sirven estas y otras formas de intervención suave. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y otras personalidades de la escena política global han solicitado la liberación del líder opositor Leopoldo López; el eurodiputado español Fernando Maura promovió la candidatura de la dirigente opositora María Corina Machado al Premio Sájarov; la embajada de Canadá en Caracas galardonó a la ONG Provea…
¿Por qué pareciera que las condenas a la actuación del Gobierno y las expresiones de respaldo a la oposición no influyen en absoluto sobre la situación política del país caribeño? “Tienen un peso relativo. Las críticas oreadas por instancias ‘de izquierda’, como el partido español Podemos, atizan la inseguridad de los chavistas razonables; los obligan a preguntarse si lo que Maduro hace es tácticamente correcto o si se le está ‘pasando la mano’ ”, comenta Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, en entrevista con DW.
“Saber que alrededor del mundo se lo mira con malos ojos es algo que desmoraliza al régimen, aunque no lo admita. No obstante, las manifestaciones de simpatía por la oposición no van a surtir un efecto muy fuerte si no van acompañadas de sanciones económicas contra el Gobierno”, agrega el catedrático de origen chileno. Por su parte, Víctor Mijares, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), considera improbable que Maduro sea reprendido por sus desafueros mediante acciones externas de gran escala.
“Un Estado represivo que comienza a fallar”
“Es muy difícil que los espaldarazos que reciben los opositores venezolanos desde el extranjero den pie a sanciones económicas. La única potencia que podría imponerlas es Estados Unidos y, en este momento, la Casa Blanca está más interesada en aproximarse a Cuba y en evitar el costo político que generaría su intervención en el hemisferio occidental. Además, Venezuela no sólo es percibida en el mundo como un Estado represivo, sino también como un Estado que comienza a fallar”, explica el politólogo desde Hamburgo.
“Si el Estado no puede satisfacer las necesidades más básicas de su población, cualquier sanción contra el Gobierno puede ser vista como un acto de agresión desproporcionado. Una sanción económica sería impensable porque no sólo castigaría a la élite chavista, sino también al resto de los habitantes del país, que de por sí padece estrecheces”, señala Mijares, concediendo, eso sí, que los elogios a la labor de las ONG logran llamar la atención de la prensa mundial hacia prácticas del Gobierno venezolano reñidas con el Estado de derecho.
Eso ocurrió cuando una moción iniciada por parlamentarios chilenos impulsó la candidatura del Foro Penal Venezolano al Premio Nobel de la Paz. “Ese reconocimiento nos sorprendió y nos gratifica mucho”, dice Alfredo Romero, director de esa red de abogados que defiende gratuitamente a quienes han sido detenidos arbitrariamente por razones políticas u otros motivos desde el 4 de febrero de 2014, cuando comenzaron protestas antigubernamentales masivas en Venezuela. De los 3.625 arrestados, 62 siguen estando presos.
Condena injusta y brutal
“El Foro Penal Venezolano ha sido blanco de campañas de intimidación emprendidas por el Gobierno por dar a conocer las irregularidades del sistema judicial y carcelario venezolano, desde arbitrariedades como el diferimiento de audiencias hasta la falta de independencia de los jueces y su temor a decidir a conciencia, pasando por el maltrato a los detenidos y a sus abogados. El Foro Penal Venezolano se ha visto seriamente acosado y sus miembros han sido acusados de conspiradores”, comenta el jurista.
“Nuestra compañera Tamara Sujú tuvo que pedir asilo en la República Checa; Marcelo Crovato, que colaboró con nosotros y otras ONG, fue detenido tras asesorar legalmente a la víctima de un allanamiento y estuvo preso durante más de diez meses sin que se realizara siquiera una audiencia preliminar”, cuenta Romero antes de seguir describiendo los excesos de la Guardia Nacional y la Policía Nacional Bolivariana en las calles, y los del Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (SEBIN) en los centros de reclusión que controla.
“La Guardia Nacional actúa como si estuviera en situación de guerra y, aunque no podemos generalizar, diciendo que todos los detenidos han sido golpeados, 138 de ellos han denunciado formalmente haber sido objeto de torturas, tratos crueles e inhumanos. Y nosotros hemos recibido aún más testimonios. Un caso emblemático es el de Gerardo Carrero, un joven de 25 años que está preso desde mayo de 2014 y que fue víctima de tortura en El Helicoide, una de las sedes del SEBIN, y en una cárcel conocida como ‘La Tumba’ ”, relata el director del Foro Penal Venezolano. A sus ojos, en Venezuela, el sistema judicial se está usando como arma de persecución política y la privación de libertad preventiva, como una condena injusta y brutal.