Venezuela: la competencia por la influencia internacional
13 de mayo de 2019Venezuela, otra vez, estuvo en la agenda del encuentro de los 28 ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE). Eclipsada por Caracas, la aprobación del nuevo concepto europeo para las relaciones con América Latina y el Caribe también estaba en el menú. De fondo, la no programada visita del secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
"Sí, hablamos con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, respecto a Venezuela. Le he informado de nuestras ideas concretas y de las opciones que vemos”, informó a la prensa Federica Mogherini, Alta Representante de la Política Exterior de la Unión Europea.
A pocos días, sin precisiones, de que una primera misión política a nivel viceministerial se desplace a Caracas, la existencia y la tarea del Grupo Internacional de Contacto (GIC) para la crisis venezolana –liderado por la UE y Uruguay- cobra mayor interés. "No se mencionó la intervención militar”, subrayó Mogherini.
Diferenciándose de Estados Unidos y de algunos países de la región, la diplomacia europea insiste en que la solución a la crisis venezolana sólo puede ser pacífica y democrática. Es decir, elecciones nuevas y creíbles. ¿Tiene sentido una posición así?
"Hubiera tenido sentido si la mayoría de los países miembro de la UE no hubiesen adoptado una posición a favor de Guaidó. Al interior de la UE hay divisiones, porque algunos deciden ser neutros y otros están abiertamente en contra de Maduro”, dice a DW Sebastián Santander, catedrático de la Universidad de Lieja y director del Center for International Relations Studies (CEFIR).
"La situación venezolana se ha complicado muchísimo. Está la división interna y la internacional. El Estados Unidos de Trump ha creado muchas tensiones. Llegó al poder diciendo que no iba a intervenir en otros gobiernos y es exactamente lo que está haciendo. Por otro lado, están Rusia y China que se encuentran compitiendo por su influencia internacional”, dice Santander.
En este contexto hay que enmarcar también el "nuevo” concepto para la relación de la UE hacia América Latina. Si bien en sustancia no tiene sorpresas –derechos humanos, democracia, políticas de género, desarrollo sustentable, multilateralismo-, la voluntad de estar más cerca de ese continente es lo que se subraya.
¿Los motivos? "China ha desplazado a la UE del mercado en América Latina, es el primer socio comercial de algunas de las grandes economías latinoamericanas y el segundo de varias”, explica Santander.
"Por otro lado”, añade, "los Estados Unidos de Trump tienen un enfoque muy agresivo hacia América Latina. Tanto hacia Cuba, Venezuela y Nicaragua, como hacia sus mecanismos de integración. Dado que la capacidad de respuesta latinoamericana y caribeña no es tan grande, la UE ve una carta a jugar para relanzar las relaciones con América Latina y el Caribe”.
En esa medida, los esfuerzos del Grupo Internacional de Contacto para Venezuela son un laboratorio. Impulsado por Mogherini, una figura que en su mandato acentuó la desdeñada relación con América Latina, el GIC, según la información oficial, va ganando apoyos. ¿Es así? "Podría ser”, responde Santander. "Hay que tener en cuenta que dentro del GIC hay países que tienen diferentes simpatías. Tendremos que verlo a largo plazo”, concluye.
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