Venezuela-Colombia
23 de julio de 2010Tras ocho años de discordia entre el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y su homólogo colombiano, Álvaro Uribe, la reciente ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países puede ser descrita como cualquier cosa menos una sorpresa. Este jueves (22.7.2010), Chávez ordenó romper los nexos con Colombia a raíz de la presentación de supuestas pruebas por parte de Bogotá ante la Organización de Estados Americanos (OEA) de la presencia de guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en territorio venezolano.
Los Gobiernos de la región han expresado su preocupación ante el recrudecimiento del conflicto entre ambas naciones y algunos se han ofrecido como mediadores para calmar los ánimos. Y es que, al menos para los vecinos de Colombia y Venezuela, el hecho de que las Fuerzas Armadas venezolanas digan estar preparadas para responder a cualquier transgresión extranjera en su territorio transmite la impresión de que se estuviera anticipando una guerra.
Latinoamérica a la distancia
No obstante, a la distancia, la crisis colombo-venezolana es percibida con mucho menos dramatismo. ¿Es que los observadores alemanes no ven diferencia alguna entre los enfrentamientos diplomáticos anteriores y el que ocupa las primeras planas de hoy en la prensa latinoamericana? “No creo que haya grandes diferencias entre esta crisis y la anterior porque, aún entonces, nadie tomó en serio la posibilidad de que ambos países llegaran a un conflicto armado”, dice Manuel Paulus, politólogo de la Universidad de Rostock.
Sólo el contexto es diferente, subraya el investigador: “Las venideras elecciones legislativas constituyen un reto para Chávez porque, aunque sus niveles de popularidad no son tan bajos como a la oposición venezolana le gustaría, los resultados de las encuestas no lo favorecen como él querría. Chávez debe movilizar a sus seguidores y está claro que un enemigo común –y hasta el hecho de hablar de guerra– podría unificar a sus simpatizantes”, explica Paulus.
¿Sacando provecho a la crisis?
Las relaciones entre Caracas y Bogotá han sufrido altibajos constantes desde que Uribe asumiera la presidencia de Colombia en 2002, y empeoraron notablemente en 2009 cuando éste anunció que firmaría un acuerdo militar con Estados Unidos que permitiría la presencia de soldados estadounidenses en siete bases colombianas. En ese momento era evidente que el impasse no beneficiaba a ninguno de los Gobiernos enfrentados, pero las actuales circunstancias hacen que los altercados entre Chávez y Uribe sean percibidos como movimientos sobre un tablero de ajedrez.
El ex embajador de Venezuela en Suecia y ex ministro encargado de Relaciones Exteriores, Sadio Garavini, declaraba que la denuncia de Bogotá ante la OEA podría responder a un acuerdo entre Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos –ex ministro de Defensa de Uribe y su sucesor en la presidencia– para que Colombia pudiese acusar internacionalmente a Venezuela sin desgastar la imagen de Santos ni la de su nuevo gabinete o, como explicaba Garavini, “para que Uribe jugara el papel del policía malo y Santos el del policía bueno”.
Policía bueno, policía malo
Garavini agregaba que, en Venezuela, ante una economía en recesión, problemas en el sector eléctrico y la inflación más alta del continente, "Chávez podría recurrir al mecanismo de la amenaza externa para justificar una arremetida interna contra sus adversarios y además unificar a sus partidarios" de cara a las cruciales elecciones legislativas del 26 de septiembre. Caracas rompió relaciones con Bogotá pocos días después de que Chávez anunciara que su Gobierno tomaría el control del 48,5 por ciento de las acciones del canal de noticias privado Globovisión, el último de sus grandes enemigos mediáticos.
“Yo diría que esta es una crisis instrumentalizada, pero agregaría que los intereses en juego no son tan relevantes. Es posible que al Gobierno venezolano le interese que este conflicto se agrave para dominar los titulares de prensa y cerrar filas puertas adentro o que Uribe quiera enviar una señal al mundo ahora que está por perder peso político; lo que no sé es hasta qué punto Colombia necesita hacer que Santos luzca como el ‘good cop' “, sostiene Paulus, uno de los especialistas en América Latina de la alma máter de Rostock.
El caso Globovisión
“Después de todo, al asumir la presidencia de Colombia, Santos tendría la posibilidad de mejorar las relaciones diplomáticas entre su país y Venezuela. El propio Chávez había anunciado hace poco que quería asistir a la ceremonia de toma de poder de Santos y esa habría sido la mejor oportunidad para reparar los nexos entre ambos países”, explica el investigador. De hecho, el ex presidente colombiano Ernesto Samper (1994-1998) ha dicho que la denuncia del Gobierno de Uribe ante la OEA lo que hizo fue comprometer los esfuerzos de Santos por mejorar las relaciones con Venezuela.
En lo que a Globovisión se refiere, Manuel Paulus también recomienda ser cuidadosos al analizar el anuncio de Chávez: “No conozco el derecho venezolano alusivo a la distribución de las acciones de los medios de comunicación y, por eso, no sé si todo funcionará como Chávez se lo imagina, aunque hay dudas al respecto. Sin embargo, cada cierto tiempo se habla sobre las decisiones de Chávez y se especula sobre si traspasó o no la línea hacia una dictadura; pero yo no creo que ese sea el caso”, opina.
“Creo que las reacciones de Chávez serán más interesantes de analizar cuando se consumen las elecciones legislativas de septiembre y él tenga a una oposición más fuerte en el seno de la Asamblea Nacional. Esa sí que será una prueba de fuego para él. Pero el anuncio alusivo a Globovisión parece ser más bien una estrategia para acaparar titulares”, cierra Paulus.
Autor: Evan Romero-Castillo / dpa
Editor: Enrique López Magallón