Vacaciones en la granja
4 de abril de 2009En Baviera hay cerca de 2000 granjas que ofrecen hospedaje, en cuartos o apartamentos completos, a familias con niños pequeños, o en edad escolar, ávidas de conocer la vida en el campo y de vivir en medio de la naturaleza en unas vacaciones diferentes.
Juntos se logra más
Una buena organización es el punto de partida de todas las vacaciones, tanto para los turistas como para quienes les ofrecen hospedaje. Para facilitarles a sus clientes potenciales la decisión de dónde, cuándo y cómo pasar su tiempo libre; y para captar aún a más de ellos, los agricultores se agruparon en la asociación "Vacaciones en las granjas de Baviera", que funciona como un operador turístico.
La asociación tiene su propia página en Internet y en ella los interesados pueden informarse sobre las ofertas de temporada, disponibilidad de alojamiento, precios, atracciones y descripciones de las granjas y la forma de llegar a ellas. Para reservar, el usuario debe ponerse en contacto directamente con aquella que escogió como destino, teléfono y dirección de correo electrónico se encuentran en la página de Internet de la asociación.
No es casualidad, como explica Susanne Warlimont, vocera de la asociación, que más de un cuarto de todas las granjas en Baviera acoja el turismo: "para sus propietarios es una fuente de ingresos muy importante que les permite mantener con vida las actividades agropecuarias, además, la demanda de este tipo de vacaciones se ha incrementado enormemente en los últimos años, la gente está cansada de hoteles, los valores han cambiado, ahora se prefiere la convivencia con la naturaleza, con lo auténtico, se busca un espacio para descansar donde el calor humano prevalezca".
El lujo de las cosas simples
Quienes opten por la opción de pasar sus vacaciones en una granja no tienen que prepararse para pasar la noche de manera rústica, en colchones de paja al lado de una hoguera. A pesar de que la idea conlleva algo de romanticismo, el hospedaje difiere de ella y se acerca más a las condiciones en las que se vive en el propio hogar.
Los apartamentos que arriendan los agricultores están dotados de todos las comodidades: cocinas equipadas con maquinas lavaplatos, vajillas, cubiertos, ollas, estufa, horno microondas, cafetera,tetera y mesa comedor; el salón de estar no se queda atrás con televisión por cable, reproductora de video y un cómodo sofá donde leer los diarios de la región que se entregan a domicilio.
Los dormitorios tienen todo lo que se puede esperar de ellos, incluidos armarios y cuartos de baño, pero los destinados a los pequeños son especiales, empezando por la decoración, pasando por el tipo de camas, y terminando con el rincón de juegos (obviamente con una caja de juguetes en la esquina), todo perfectamente pensado para el confort de los niños.
La primera noche requiere de un corto periodo de adaptación a la profunda oscuridad del campo y el dominante silencio que sólo es roto por los ladridos de los perros de casa; un reconfortante sueño está garantizado. A la mañana siguiente basta salir al balcón para empezar bien el día: aire limpio, a los pies una pradera y cerca, un tupido bosque, a la distancia, los Alpes, y por todos lados el olor a naturaleza, esa mezcla de tierra húmeda, madera mojada y bosta de vaca característica del campo.
Una experiencia inolvidable
La primera merienda del día, el desayuno, que opcionalmente (es lo recomendado) se puede ordenar dentro de la reservación, llena de forma opulenta la mesa con productos de la granja: quesos, leche, mermelada, pan, jugos, frutas y embutidos saben, por supuesto, diferentes a los de los supermercados de la ciudad, al fin y al cabo son frescos.
El siguiente punto del programa, el que los niños esperan con impaciencia, es el recorrido por la granja: el encuentro con los animales domésticos (perros, gatos, conejos), la visita a los establos de los caballos, a los corrales de los cerdos y las vacas, que bajo las instrucciones del campesino los niños pueden ordeñar o alimentar, las carreras a lo largo de las praderas, los juegos en los graneros y el pajar y el infaltable paseo en tractor.
Y cuando tanta naturaleza resulte agobiante, los pequeños cuentan con un mini parque en el cual, respirando el aire puro que escasea en la ciudad, pueden jugar fútbol, montar en bicicleta o triciclo, columpiarse, tirarse por el rodadero, o simplemente descansar en el cajón de arena, todo lo que puedan necesitar está a la mano, ellos no necesitan traer sus propios juguetes.
Mientras los chicos se divierten bajo la mirada del "abuelo de la granja" (o quien sirve de niñera en caso de haberse optado por esta opción al reservar las vacaciones) los grandes han tenido la oportunidad de dar una larga caminata por los bosques y las montañas bavaras, recogiendo impresiones que harán de estas vacaciones en el campo una experiencia inolvidable para toda la familia.
Autor: Daniel Martínez
Editor: Pablo Kummetz