Una trampa de olor humano contra los mosquitos
12 de agosto de 2016
Investigadores de la Universidad holandesa de Wageningen y el Instituto suizo de Salud Pública y Enfermedades Tropicales, con sede en Basilea, aseguran haber desarrollado una inusual trampa para mosquitos, que han probado con sus colegas del Centro de Fisiología y Ecología de Insectos en Kenia. La trampa imita el olor humano casi a la perfección, un aroma que fascina a los mosquitos.
El equipo dirigido por el profesor Willem Takken realizó dicho estudio durante tres años y demostró que la población de mosquitos transmisores de la fiebre amarilla se redujo en un 70% en la isla keniana de Rusinga, después de que las trampas con olor humano fueran allí instaladas. "Los mosquitos localizan a su presa, en este caso, humanos, entre otras cosas, gracias a su característico olor”, explica a DW Renke Lühken, investigador del Instituto Bernhard Nocht, de Hamburgo.
"Los mosquitos en Rusinga no la tienen fácil"
La nueva trampa para mosquitos tiene forma de campana y contiene diversas sustancias que imitan el olor de sustancias corporales expelidas por humanos, como dióxido de carbono o ácido láctico. Una vez que los mosquitos son atraídos por el olor, son absorbidos inmediatamente por una especie de succionador. "Este es un método de control de mosquitos ambientalmente sostenible sin el uso de insecticidas", dice Willem Takken, quien asume que, por lo mismo, “los mosquitos no desarrollarán resistencias”.
"Si los mosquitos rechazaran el olor humano, tendrían que buscarse otras víctimas a las cuales chuparles la sangre de la cual viven. En ese caso, podrían ser las aves. Pero eso significaría un completo cambio de comportamiento, solo posible con un gran salto de la evolución", explica Lühken, quien agrega que si los mosquitos no pueden distinguir entre olores artificiales y reales, los mosquitos de la isla de Rusinga, en el Lago Victoria, la van a tener difícil.
No sólo contra la malaria
El objetivo de la nueva trampa de olor son los mosquitos trasmisores de la malaria. Como complemento de las medidas convencionales, como redes para insectos o pastillas contra la malaria, los científicos colgaron las campanas frente a algunas casas. El resultado: el riesgo de infección de los residentes fue un 35% inferior al de aquellos en casas sin trampa para mosquitos.
La misma trampa de olor puede ser implementada contra otras especies de mosquitos que transmiten patógenos como el zika, chikungunya y el dengue, que también se guían por el olor humano.
Corriente hasta para el celular
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año muere más de un millón de personas a causa de la malaria, casi dos muertes por minuto. El 90% de las víctimas de la malaria vive en África. Renke Lühken, investigador del Instituto Bernhard Nocht, insiste en que la ausencia de químicos tóxicos en la campana de olores hace de esta trampa un instrumento totalmente ecológico en contra de los mortíferos mosquitos.
Y como si fuera poco, la corriente que mueve el ventilador de dicha trampa, viene de paneles solares que pueden instalarse en los techos de casas y edificios. Una instalación que también puede servir hasta de cargador de celulares.