Una casa con energía de sobra
7 de mayo de 2012Para Jörg Welke, la noción de que él y su familia pudieran convertirse en sus propios proveedores de energía lucía tan lejana como cualquier otra innovación concebida para el mundo de la ciencia ficción. Hoy, el historiador alemán de 42 años, su pareja y sus dos hijos habitan una casa con electricidad de sobra, y ponerla a funcionar se ha vuelto uno de sus pasatiempos preferidos. “Este es el control central de la casa”, dice Welke, señalando la pantalla digital negra ubicada en la pared del pasillo principal de la Casa Eficiente Plus.
“Desde aquí podemos encender las luces o la calefacción, bajar o subir las persianas”, acota. Pero es la instalación fotovoltaica en el techo de la casa lo que más impresiona a sus habitantes temporales; la familia estará viviendo en la casa piloto para comprobar que todo marcha como ha sido planeado. A partir de la energía solar y controlados mediante la pantalla digital mencionada, los paneles del techo proveen electricidad, calientan el agua y cargan los dos coches eléctricos y las dos electrobicicletas estacionadas afuera.
El sistema fotovoltaico fue diseñado para generar 16.500 kilovatios/hora al año; mucho más de lo que este cuarteto familiar había consumido hasta ahora: en su antigua vivienda apenas gastaban 2.000 kilovatios/hora anualmente. Y aún cargando los dos electroautos, la casa genera energía de sobra. La electricidad fluye hacia una batería con una capacidad de 40 kilovatios/hora. En teoría, eso debe bastar para satisfacer el consumo energético de la casa durante por lo menos una semana cuando el cielo esté muy nublado.
De la teoría a la práctica
“Pero, en la práctica, esta batería todavía no funciona”, admite Welke, sin rastro alguno de decepción. “Este es un proyecto de investigación. Esta batería acaba de ser construida, hay distintas compañías trabajando en la fabricación de sus componentes y éstos todavía no se acoplan a la perfección”, comenta, con la esperanza de que la casa piloto ubicada en la Fasanenstraße 87 de Berlín se convierta en la vivienda estándar del futuro. “Muchos procesos tienen lugar automáticamente en la casa y eso ahorra energía”, cuenta Welke.
Dispositivos que registran el movimiento de las personas en una habitación encienden las luces sólo cuando alguien la necesita y relojes especiales activan o desactivan los aparatos domésticos. Eso sí, desde que la familia se mudó a la Effizienzhaus Plus, todo gira en torno a las baterías, bien sea dentro de la casa o del automóvil, para poder usar las electrobicicletas o los teléfonos inteligentes. Todos los aparatos necesitan ser cargados o conectados a un cable. Sólo una cosa funciona sin cordones eléctricos: la tarea de cargar los electrocoches.
En el área donde se estacionan los autos, la bobina de inducción –una placa metálica que está en el suelo– interactúa con el dispositivo complementario que está dentro del coche, haciendo que el vehículo se cargue; la energía fluye a través del aire, de un punto a otro. “Yo no tengo que ocuparme de nada; el auto está estacionado y a la mañana siguiente ya está cargado de nuevo”, dice Welke. Sin embargo, estas ventajas no excluyen la posibilidad de que la electromovilidad le dé una o más sorpresas a los habitantes de la Casa Eficiente Plus. Bien lo dijo el propio Welke: este es un experimento en pleno desarrollo.
Autores: Richard A. Fuchs / Evan Romero-Castillo
Editora: Emilia Rojas Sasse