Ministerio antiterrorista
4 de septiembre de 2011Publicidad
Los ataques terroristas que tuvieron lugar en territorio estadounidense el 11 de septiembre de 2001 dejaron una huella profunda en ese país. Y el hecho de que estén por conmemorarse los primeros diez años de aquel incidente hace que algunos de sus ciudadanos se muestren tan sensibles al tema del terrorismo como sus organismos de seguridad. Aunque no se han identificado amenazas concretas, Estados Unidos permanece en un estado de vigilancia elevado.
Los sucesos de aquel 11 de septiembre también impactaron a Europa. Y, sin embargo, aún después de lo ocurrido, la cooperación a escala comunitaria para la lucha contra el terrorismo siguió siendo más una aspiración que una realidad. De hecho, fue sólo en marzo de 2004, tras consumarse el atentado que hizo volar un tren en la periferia madrileña, quitándole la vida a 200 personas, que la Unión Europea nombró a un coordinador para las estrategias antiterroristas comunitarias: el neerlandés Gijs de Vries.
“El intercambio de información es muy importante. La Oficina Europea de Policía (Europol) hace posible el tráfico de datos claves de una policía nacional a otra, así como Eurojust propicia la cooperación judicial entre los distintos Estados. Nosotros concebimos leyes para impedir el financiamiento del terrorismo. Y todas estas funciones ameritan un trabajo conjunto”, comentó de Vries en el pasado, describiendo brevemente las responsabilidades que llevaba sobre sus hombros.
La muerte de Osama bin Laden no cambia mucho
Una cooperación más estrecha y una vigilancia más invasiva de la ciudadanía no consiguieron evitar atentados terroristas graves en territorio europeo: en julio de 2005, el ataque a un autobús y al metro de Londres dejó decenas de muertos. Sin embargo, desde entonces, las policías y los servicios de inteligencia nacionales creen haber evitado una serie de atentados justo a tiempo, y los niveles de alarma relacionados con el riesgo de ataques terroristas se han reducido notablemente.
¿Está el Viejo Continente fuera de peligro? El belga Gilles de Kerchove, sucesor de de Vries como delegado comunitario para la lucha antiterrorista, desaconseja ceder ante una falsa sensación de seguridad, tan aparente como mal fundamentada, aún después de la desaparición física de Osama bin Laden, líder de la red terrorista Al Qaeda. “El núcleo de Al Qaeda ha perdido influencia a lo largo de los años y ahora está aún más debilitado”, sostiene de Kerchove.
Ataque a la libertad en nombre de la seguridad
“Pero, aún cuando Osama bin Laden ya no está al mando de la organización, hay que considerar que él siempre fue un símbolo. Y este símbolo no va a dejar de existir de la noche a la mañana”, agrega de Kerchove, consciente de que las medidas de seguridad adoptadas a escala europea –cámaras en lugares públicos, controles en los aeropuertos y el almacenamiento de datos bancarios y comunicaciones interpersonales, por ejemplo– siguen siendo objeto de severas criticas.
Jan-Philipp Albrecht, representante de los Verdes en el Parlamento Europeo, exige una revisión general de aquellas estrategias que coartan los derechos de la ciudadanía en nombre de la seguridad. “Deberíamos medir su eficiencia, corregirlas cuando haga falta y revocar las que se implantaron a toda prisa, en el calor del momento, como la del almacenamiento de datos obtenidos mediante las telecomunicaciones, por ejemplo”.
“Más datos y mayor protección de datos”
Los argumentos de los unos y los otros apuntan hacia la necesidad de encontrar un equilibrio entre la seguridad nacional y la protección de los datos de los ciudadanos, dos criterios que, a juicio de Gilles de Kerchove, no tienen por qué contradecirse. “Necesitamos reunir más información porque la amenaza ha ido cambiando”, explica de Kerchove, alertando que son cada vez más las “personas sospechosas” que nunca habían sido investigadas por la policía o los servicios de seguridad.
A sus ojos, es por esto que los viajes sospechosos, los comportamientos sospechosos, las transacciones económicas sospechosas y las conversaciones telefónicas sospechosas deben ser investigadas. “Eso sí, al mismo tiempo tenemos que mejorar la protección de los datos que almacenamos. Debemos recabar más información y proteger mejor los datos”, subraya de Kerchove. Con semejantes retos por delante, es poco probable que el coordinador comunitario de las políticas de seguridad contra el terrorismo se quede sin empleo en el futuro cercano.
Autor: Christoph Hasselbach (erc)
Editora: Claudia Herrera Pahl
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