"Un duro golpe para Juan Manuel Santos"
27 de mayo de 2016Casi una semana después de su desaparición, el Gobierno colombiano confirmó el secuestro de la periodista colombo-española Salud Hernández. También están desaparecidos los reporteros Diego D'Pablos, del canal RCN, y el freelance Carlos Melo. Aunque no ha habido reivindicación por parte del ELN, fuentes del Gobierno han utilizado el término “secuestro” para describir esta triple desaparición, que sacude a la opinión pública colombiana y que podría tener consecuencias en los procesos de paz que se llevan a cabo con las FARC y con el propio ELN.
“Obviamente, no ayuda a ninguno de los dos procesos, porque lo sucedido alimenta la desconfianza y el escepticismo, que ya son bastante fuertes en el país. Creo, sin embargo, que no va a afectar a la firma de un próximo acuerdo con las FARC. En cambio pienso que con el ELN se puede complicar un proceso que ya era de por sí bastante difícil”, dice a Deutsche Welle Michael Shifter, presidente del think tank Inter-American Dialogue, con sede en Washington. De la misma opinión es Miguel Barreto, director del Observatorio de Construcción de Paz, de la Universidad de Bogotá: “El ELN fue desde siempre más escéptico y reacio a la negociación que las FARC. Los secuestros podrían bloquear un proceso que aún es muy incipiente, aunque también podrían tener efectos positivos sobre él. Puede suceder que se adelante la exigencia del Gobierno de que no haya secuestros y así se pueda continuar la negociación en una fase mucho más profunda.”
En juego la credibilidad de Santos
El presidente Santos se aventuró el pasado 25 de mayo a decir que Salud Hernández podría estar reunida “voluntariamente” con el ELN. Menos de 24 horas más tarde, su Gobierno se vio obligado a reconocer el secuestro de los tres periodistas: “Yo creo que Santos es consciente de que un hecho como este puede provocar una crisis política en el país, por lo que ha tardado en reconocerlo”, explica Miguel Barreto. Por su parte, Michael Shifter considera que “esto refuerza algo que ya muestran las encuestas y es el problema de credibilidad que el presidente Santos tiene con los colombianos. Su manejo, su respuesta al secuestro no va a contribuir mucho a que la recobre”.
El hecho de que el mismo Timoleón Jiménez, alias “Timochenko”, máximo comandante de las FARC, realizara vía Twitter un pronunciamiento sin precedentes en los más de 50 años de conflicto condenando lo ocurrido, tampoco contribuye a dar más credibilidad a Santos ni al proceso que mantiene con las FARC. “Es un paso importante dentro del contexto, pero no creo que satisfaga a la opinión pública”, prosigue Shifter. “Pero es que falta mucho para que la opinión pública quede convencida de que las FARC no están jugando y que son serias y que están comprometidas con la paz. Creo que esto sigue siendo un gran desafío.”
Además, Shifter considera que, “en términos políticos, esto es un duro golpe para Santos. Uribe, que es un gran político, lo va a aprovechar, porque sabe perfectamente que es un tema muy sensible para la opinión pública”. “Uribe reforzará así su argumentación de que Colombia se ha deteriorado en materia de seguridad desde que él no está en el poder y que durante los años de Santos este tema se ha descuidado. Esto puede ser cierto o no, pero el secuestro le da argumentos,” prosigue Shifter.
La presión de la UE
Precisamente durante los días 26 y 27 mayo se celebra en Bogotá el III Foro Colombia-Unión Europea, con la presencia de Federica Mogherini, representante de Exteriores de la UE. ¿Qué papel puede desempeñar la UE en el desenlace de este secuestro? “La UE ha respaldado históricamente de forma importante todos los procesos de construcción de paz en Colombia y ha apoyado de forma explícita una solución política negociada con la guerrilla”, dice Miguel Barreto. “Yo diría que toda la diplomacia de la UE se va a poner en marcha en esta situación y presionará y ayudará al Gobierno para que se resuelva el secuestro, pero necesariamente la solución pasa por la voluntad política del ELN y del propio frente –cabe recordar que es una guerrilla muy fragmentada- que tiene a los periodistas en sus manos”, explica.
Michael Shifter, por su parte, asegura que “el presidente Santos quiere controlar lo que está pasando. Hay que tomar en cuenta que el gran objetivo en este momento es el proceso con las FARC, que ha sido para Colombia una amenaza mayor que el ELN. No creo que Santos ponga en riesgo ese proceso permitiendo la presión del exterior para resolver este secuestro. Estando tan cerca y después de seis décadas, va a tener que equilibrar las previsibles reacciones diplomáticas del exterior con su objetivo de alcanzar el acuerdo con las FARC,” concluye.