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Un año de los bombardeos de Kunduz

4 de septiembre de 2010

Hace un año, un bombardeo ordenado en la afgana Kunduz por comandos alemanes puso de manifiesto el alcance de la "misión de establización". Las víctimas siguen exigiendo indemnización, pero Berlín quiere cerrar el caso.

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Kunduz, 4 de septiembre de 2009.Imagen: AP

La madrugada del 4 de septiembre de 2009, un avión estadounidense bombardeó dos camiones cisterna destinados a las tropas ISAF de la OTAN; fuerzas talibanes los habían secuestrado horas antes en la provincia afgana de Kunduz. La explosión se cobró muchas vidas civiles, entre ellas mujeres y niños.

Pocas horas después, la Alianza se disculpaba por el “lamentable error” y los medios pasaban imágenes de los afectados. Sin embargo, el ministro alemán de Defensa, Franz Josef Jung, bajo cuyo mando estaban las tropas alemanas, hablaba de una “exitosa operación de la Bundeswehr contra los talibanes”.

Y como todo ello sucedía cuando la OTAN había decidido cambiar de estrategia, precisamente con el fin de evitar bajas entre la población, las agrias críticas de los socios militares no tardaron en llover sobre Berlín; hasta ese momento había sido Alemania la que había denunciado los métodos violentos de los demás.

Una niebla de desinformación cubrió los sucesos en Afganistán; las víctimas eran civiles, no militares, difundían medios internacionales. La presión internacional crecía y la canciller alemana, Angela Merkel, acabó por ordenar una comisión de investigación.

Anschlag auf ISAF-Tanklastwagen
El coronel Georg Klein alemán Georg Klein ordenó hace un año bombardear dos camiones cisterna en Afganistán.Imagen: picture-alliance/ dpa

Una orden equivocada

Según un informe de la OTAN, la decisión del bombardeo se tomó sobre la base de las imágenes de un caza estadounidense F-15E, que sobrevolaba la zona a cargo de la misión alemana. En ellas se podían ver numerosos puntos negros en torno a los dos camiones; cada punto era el reflejo térmico de una persona. Y aunque no se podía confirmar si éstas llevaban o no armas, un informante afgano aseguró por teléfono a un oficial de inteligencia que todos los presentes eran terroristas. En base a este último dato, el oficial alemán, coronel Georg Klein, ordenó que se disparara una bomba, guiada por satélite, contra cada uno de los vehículos.

Víctimas no indemnizadas

Opfer des Luftangriffs in Kunduz
Víctimas del bombardeo contra los camiones en un hospital afgano.Imagen: dpa

Abdul Malek, chófer de uno los camiones cisterna, se había alejado de ellos justo en el momento en que cayeron las bombas. Aunque herido y con daños en su sistema auditivo, sobrevivió. De los 5.000 dólares por víctima que entregó el Gobierno alemán como indemnización (en total 430.000 dólares), Malek no ha visto ni un centavo, según informa en un reportaje el magazín germano Der Spiegel. Nur Jan, un campesino de 28 años, sí recibió compensación: él, como cientos otros, acudió a los camiones cisterna atorados en la orilla del río a aprovisionarse de gasolina; las bombas se llevaron su hombro y su brazo derecho. El tratamiento médico costó mucho más que el monto recibido.

Tanto Malek como Nur Jan están entre quienes exigen una mayor toma de responsabilidad por parte de los alemanes. Malek, uno de los principales testigos de lo ocurrido, ha sido el primero en plantear una querella ante un juzgado de la ciudad de Bonn; exige por lo menos un tratamiento médico en Alemania; Nur Jan, también. Al respecto, un portavoz del Ministerio de Defensa alemán anunció ya que el Berlín no tiene intención de atender estas exigencias.

Flash-Galerie Bundeswehr in Afghanistan
Efectivos de la Bundeswehr en Afganistán: ¿de pacificadores a soldados?Imagen: picture-alliance/ dpa/dpaweb

¿Punto de inflexión?

El bombardeo de Kunduz del 4 de septiembre de 2009 le costó pocos días más tarde el puesto al coronel Klein; algo después rodaban las cabezas de dos altos funcionarios del Ministerio de Defensa que, según las investigaciones posteriores, intentaron esconder la información. Semanas más tarde, también el ministro Jung perdía su puesto.

No obstante, a un año del bombardeo de Kunduz persisten las imprecisiones: según la Cartera germana de Defensa, fueron 91 personas muertas y 11 las heridas; el informe de la OTAN habla de al menos 142 muertos, la mayoría de ellos civiles. La responsabilidad en cuanto al oscuro manejo de la información tampoco está acabada de esclarecer. Y aunque en rueda de prensa con motivo del aniversario del bombardeo se anuncie que se continuará apoyando la labor de la comisión investigadora, en realidad Berlín querría dar el caso por cerrado: “lo que el Gobierno alemán podía hacer por su parte, está hecho”, dijo un portavoz del Ejecutivo.

Sea como fuere la versión de Berlín, el bombardeo de Kunduz- con todas sus víctimas civiles- es, no obstante, en la opinión del diario alemán Rheinische Post, "el momento en que Occidente comenzó a perder la lucha en Afganistán" y representa, así el rotativo Frankfurter Rundschau, "un punto de inflexión en la misión alemana en Afganistán, el brutal día a día de los soldados alemanes reemplaza la leyenda de las pacíficas tropas de estabilización".

Autora: Mirra Banchón
Editora: Luna Bolívar Manaut