Un archivo central contra el terrorismo
4 de septiembre de 2006Antes de la Conferencia de ministros del Interior a nivel de todo Alemania, después de una prolongadísima discusión acerca de la seguridad y la lucha contra el terrorismo, la pequeña interrogante que quedaba aún abierta era si se pondría a disposición de las diversas fuerzas policiales y los servicios de inteligencia todos o sólo la mayoría de los datos personales de los sospechosos.
Tampoco estaba claro si la pertenencia a un grupo religioso -un detalle que pertenece a la esfera más íntima del ciudadano cuya privacidad, supuestamente, está protegida por la ley- iba a ser un detalle contenido en el archivo. "Cinco años después del 11 de septiembre ya es hora de que nos pongamos de acuerdo", declaró el presidente de la conferencia, el implacable ministro de Interior de Baviera, Günther Beckstein. Y lo lograron.
La claridad reina ahora: todos los datos sobre personas que de alguna manera han sido relacionadas con actividades terroristas quedarán registrados centralmente, también los datos sobre confesión, viajes al exterior y posesión de armas. La siguiente jugada está en manos del ministro federal de Asuntos Internos, el conservador Wolfgang Schäuble, quien tendrá que elaborar en base a eso un proyecto de ley, que después de que sea aprobado por el Bundestag despeja el camino al intercambio de información acerca del ciudadano "sospechoso".
El terrorismo se acerca
El fallido atentado con maletas-bomba en trenes regionales ha azuzado la discusión de la necesidad de mayor seguridad y mayor control. Debido al creciente sentimiento de inseguridad, al ciudadano le basta observar las rigurosísimas medidas de seguridad en los aeropuertos de Gran Bretaña después de los atentados de Londres para tener una nueva medida de cómo deben ser las cosas: más control al ingresar al país; más cámaras de video; más datos personales registrados-como las huellas dactilares de ciudadanos de ciertos "países problemáticos"- al solicitar visa. Y, sobre todo, el archivo que aglutinará los datos de trece agencias alemanas, incluida la aduana.
¿Realmente necesario?
Al respecto, las declaraciones de los representantes de las diversas instituciones de control y seguridad no cesan de echar leña al fuego en el que crepita la inseguridad ciudadana. Así, por ejemplo, la Policía alemana cuenta con un incremento de las probabilidades de ataques terroristas por la participación de Alemania en la misión de estabilización en el sur de Líbano.
"A todos les tiene que quedar claro que toda participación en asuntos que tengan que ver con el Islamismo incrementa el peligro de terrorismo en nuestro país", declaró Konrad Freiberg, presidente del Sindicato de la Policía al diario Berliner Zeitung. Que un tipo de observación así incrementa, al mismo tiempo, la desconfianza a priori ante cualquier ciudadano que profese pacíficamente el Islam son consideraciones en extinción. Lo importante ahora es incrementar la seguridad en el país, cueste lo que cueste.
Los detractores de la medida aducen que ésta es inconstitucional pues atenta contra la protección de la esfera íntima del ciudadano. Además, ¿no es descriminatorio pedir datos sólo de los miembros de ciertas Iglesias o los oriundos de ciertos países? Y por si fuera poco, su eficacia es cuestionable, pues aunque puedan reunir todos los datos del mundo, ¿lograrán los servicios secretos llegar a prevenir cien por ciento los atentados? ¿Amerita, entonces, sacrificar los derechos civiles en aras de un discutible incremento de la seguridad?