Un abrazo argentino-europeo
11 de febrero de 2004"El abrazo partido" cuenta la historia de una familia argentina de origen judío, y los encuentros y desencuentros entre padre e hijo. Daniel Burman, su director, reconstruye su propia historia, y si bien toca temas como la realidad económica y social de Argentina, "El abrazo partido" es sobre todo la búsqueda de la identidad de un hijo a través de la figura de su padre.
Es la quinta vez que Burman viaja a Berlín, donde conversó con DW-WORLD y habló de su relación con Alemania y el pasado nazi. "Estar en Berlín ya es un lujo", dice el joven director.
DW-WORLD: ¿Cuánto tiene que ver la historia de la película con tu historia personal?
Daniel Burman: Mucho. No en términos familiares, ya que la mía es una familia normal, pero los personajes de la historia son parte de mi historia personal. También la historia con el pasaporte polaco.
¿Eres ciudadano polaco?
Soy polaco. Me dieron el pasaporte, y por tanto soy europeo. Muchos judíos de Argentina quieren ser polacos, ya que hubo muchos emigrantes provenientes de Polonia a causa del antisemitismo antes de la guerra. Sus descendientes van a la embajada polaca a solicitar el pasaporte para ser europeos y poder regresar a sus orígenes.
Es muy irónico. No te puedes imaginar que esa gente esté interesada en el arte y la cultura polacos, cuando al mencionar a gente famosa de Polonia se refieren a Lech Walensa o al Papa. Es más una fantasía que el deseo real de volver a Europa. Mucha gente saca el pasaporte pero nunca viaja a Europa. Porque, como se sabe, no es que uno llegue al aeropuerto y te reciban con los brazos abiertos, al grito de "¡Vamos, Argentina, aquí está tu casa, aquí tienes un trabajo!" No, es duro. Y para estar mal, mejor estar en el país de uno.
¿Viajaste a Polonia?
Nunca estuve en Polonia ni en Israel. Necesito una invitación del gobierno polaco (risas). No, prefiero entrar como cualquier ciudadano polaco, en líneas generales.
Los roles judíos en la película parecen representar a la última generación, que hablaba Idish.
Es verdad. Mi abuela hablaba Idish con mi madre y nunca entendí una palabra.
En tus películas anteriores vimos imágenes maravillosas del paisaje argentino. En la nueva, todo parece limitarse a un paseo
de compras. ¿Cuál es tu Argentina, cuál es la Argentina que está más cerca de tu corazón?Todo eso es Argentina. La última película es más cercana a mi vida, a mi historia personal. Pero todo es Argentina.
Argentina es el país más europeo de Sudamérica, ¿verdad?
La presencia de la cultura europea es evidente en las ciudades, la comida, la vestimenta.
¿Qué es lo que hace a Argentina tan europea?
Mucha gente y muchas empresas vienen a Argentina a invertir, y los europeos son bienvenidos. Hay muchas razones.
Soñar con Europa parece ser una tradición argentina. No sólo a causa de la crisis reciente. Julio Cortázar y su sueño de París, por ejemplo. Todos los argentinos sueñan con Europa.
...O con Estados Unidos. Tienes dos opciones. No ahora, porque hay esperanza en la sociedad argentina. Pero hace un par de años mucha gente soñaba con emigrar a EEUU o a Europa. Ahora las cosas están cambiando. Muchos argentinos que emigraron están volviendo.
¿La cosas están mejorando en Argentina?
Sí.
Con la edición de este film rompes todos los tabúes. Hay un "close up" después de otro.
Lo más importante para mí es la historia y los personajes. La regla al editar la película era dejar a los personajes expresar sus sentimientos y cortar cuando dejábamos de escucharlos. Mi dogma fue no colocar mi estilo por sobre el del personaje.
Hay mucho humor en "El abrazo partido". La tradición del humor judío. ¿Se puede hablar de una tradición en el humor argentino?
Es una mezcla. No sé, yo soy judío y hago humor. Si es humor judío, no es que quisiera hacer humor judío...
El hecho de que vivamos todo el tiempo en crisis hace que no puedas tomarte todo en serio todo el tiempo. De pronto tienes que olvidarte de la crisis, del dinero, del gobierno y relajarte. Este es el punto de contacto entre el humor judío y el humor argentino.
¿Cómo es producir películas en Argentina?
Necesitamos trabajar. Pero ante todo tenemos una ley cinematográfica muy buena y un Instituto Nacional de Cinematografía muy fuerte, que apoya el cine, no a todas las películas, sino a algunas. También tenemos muy buenas relaciones con Europa y trabajamos juntos en coproducciones. Es difícil, pero podemos hacerlo.
¿Qué significa Alemania para tí?
Estuve cinco veces en Berlín. Fui a presentar mis películas y los lugares que conozco son el Potsdamer Platz, el Hotel Marriot y el Hyatt. También conozco el Museo Judío y por supuesto trabajo con la compañía Bavaria Films. Tengo amigos allí. Pero, para ser honesto, tengo relaciones personales en Alemania, no con Alemania.
¿A pesar de la historia?
Hace sesenta años, no estaría hablando aquí contigo. Estaría en...un ataúd. Pero ahora llego y me esperan una alfombra roja y una limusina. Es increíble y admirable cómo este país ha cambiado en esos sesenta años.
¿Algún problema con la mentalidad alemana?
Tal vez con gente de hace sesenta años, no la de hoy. Es curioso, pero nadie me preguntó hasta ahora sobre qué sensación tengo al estar en Alemania. En realidad, es extraño estar aquí. No es una ciudad más. Es Berlín, el centro de lo que fue el Holocausto. Es algo muy fuerte. De diez judíos que vivían en Polonia antes de la guerra sólo sobrevivió uno. Pienso mucho en ese "uno" que fue a Argentina, no quiero olvidar a esa persona que soñaba con una vida en la Argentina.
Argentina era un lugar seguro, no sólo para los sobrevivientes del Holocausto, sino también para los criminales nazis. ¿Cómo enfrenta esto la Argentina?
Es un país muy grande (risas).Los nazis se fueron para el Sur de Argentina, donde el paisaje es montañoso y hace frío. Los judíos viven en Buenos Aires.
No se mezclan.
No, no, espero que no. Nunca podría identificarlos.
¿Hay antisemitismo en Argentina?
No, se puede disfrutar ser judío en Argentina. Mucho más que en Europa.