UE: Vía libre para la Constitución
23 de marzo de 2004Un acuerdo en torno a la futura Constitución Europea "no sólo es necesario, sino también posible", dentro del período de la presidencia irlandesa de la UE. Es decir, en el primer semestre de este año. Son las buenas nuevas que comunicó el primer ministro polaco, Leszek Miller, tras sostener una reunión con el canciller alemán, Gerhard Schröder, en Varsovia.
Dobles mayorías
Schröder dejó en claro que Alemania no renunciará al principio de la doble mayoría, ideado para reemplazar al de la unanimidad necesaria hasta ahora para tomar decisiones en la Unión Europea. De acuerdo con el borrador original, para aprobar una moción se requeriría el voto del 50% de los países que, además, deberían representar al 60% de la población comunitaria. Algo que Polonia rechaza tajantemente, por temor a perder influencia.
Ahora se barajan alternativas. Por ejemplo, fijar como mínimo el consentimiento del 55% de los países, siempre y cuando reúnan al 55% de la población. Modelos puede haber muchos, con ventajas y desventajas. Aunque falta todavía encontrar la fórmula precisa, lo fundamental es que se adopte alguna que permita seguir teniendo capacidad de maniobra a una Unión Europea de 25 miembros. Por lo visto, Polonia está dispuesta a dialogar.
El efecto español
Los atentados del pasado 11 de marzo en Madrid demostraron, a juicio del gobernante polaco, que la Unión Europea necesita una Carta Fundamental "para enfrentar las amenazas que la afectan en conjunto". Pero ese aspecto no es el único que probablemente haya inducido a Varsovia a abandonar su férreo bloqueo de un acuerdo comunitario. También la debacle electoral sufrida por el partido de José María Aznar, como consecuencia de sus penosos intentos de atribuir los golpes terroristas a ETA, aportó lo suyo. Polonia se ha ido quedando cada vez más sola. La "Nueva Europa" del secretario de Defensa estadounidense, Donald Rumsfeld, se desmorona por su propio peso desde que los socialistas triunfaron en España.
Con Madrid dispuesto a sumarse a la mayoría en lo concerniente a la integración europea, Varsovia no tiene muchas alternativas, si no quiere caer en el aislamiento y cargar con la responsabilidad de que fracase el proyecto constitucional. Un lastre demasiado grande para un país que se apresta a incorporarse al club y que ya ha estirado bastante la cuerda negociando condiciones favorables.