UE-Chile y México: más modernidad, más ambición
17 de enero de 2014“Estamos negociando acuerdos ambiciosos desde Canadá hasta Argentina. En toda América queremos lograr acuerdos, lo más amplios y lo más profundos posibles”, explicaba a DW el eurodiputado portugués Vital Moreira, presidente de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo en el marco del debate sobre la modernización de los acuerdos que la UE suscribió con México y Chile hace más de una década.
El telón de fondo de este debate lo conforman el inminente acuerdo con Canadá, las negociaciones del ambicioso acuerdo con Estados Unidos y los acuerdos en vigor ya con América Central y Colombia/Perú. Y la perspectiva de lograr avanzar en la liberalización comercial con el Mercosur, quizá también con los restantes países de la Comunidad Andina.
“México y Chile fueron los primeros fuera de nuestra vecindad con quienes negociamos unos acuerdos comerciales que en ese tiempo eran muy avanzados. Pero entretanto la UE ha conseguido grandes logros en ampliar su envergadura, no sólo en cuanto a comercio sino en cuanto a propiedad intelectual, indicaciones geográficas, servicios financieros, licitaciones públicas, inversiones”, dice Moreira, catedrático de derecho de la Universidad de Coimbra.
Comercio y/o inversión
Cabe resaltar que, desde el 2009, son las instituciones de Bruselas las encargadas de abrirles el camino y de proteger a las empresas europeas. Antes de eso –cuando entró en vigor el Tratado de Lisboa- los acuerdos bilaterales eran el marco de acción y protección de las empresas de los Estados miembros de la UE.
“Los nuevos acuerdos pueden ser de comercio e inversión. O sólo comerciales”, explica Moreira, “los que negociamos con Canadá, Estados Unidos, Japón y Singapur comprenden ambos pilares. Los de América Central y de Colombia y Perú, sólo tienen el pilar comercial”. Así, en estos últimos casos, las inversiones están enmarcadas en anteriores acuerdos bilaterales de inversión (BIT) que siguen vigentes. Por ejemplo, en el caso de la ampliación del Canal de Panamá, las empresas europeas implicadas se rigen por acuerdos bilaterales anteriores a 2009. El tratado suscrito con la UE no las protegería en caso de litigio.
En este sentido, y teniendo en cuenta que México es el segundo mercado de exportación de la UE después de Estados Unidos, ofrece perspectivas interesantes en el campo de la energía y la comunicación. En el horizonte está una modernización que incluya licitaciones públicas. Y na expresa protección de inversiones.
Perspectivas
"Modernizarlos de acuerdo a la última generación de nuestros acuerdos sería, a mi manera de ver, razonable. En el caso de México, que pertenece al NAFTA, esto sería especialmente importante porque estamos negociando un acuerdo de comercio e inversión con sus socios, Canadá y Estados Unidos. Habría una asimetría”, afirma Moreira.
En el caso de Chile, en donde de la UE proviene el 25% de la inversión extranjera directa, desde octubre de 2013 existe una propuesta por parte del país latinoamericano. Ambas partes están interesadas en mejorar sus vínculos comerciales se subrayó en un debate al respecto esta semana en Estrasburgo.
Reglas de origen, facilitación del comercio, licitaciones públicas, barreras comerciales y fitosanitarias, servicios e inversión están en la lista. Especial interés ha manifestado Chile en incluir objetivos vinculantes para el desarrollo sostenible y en mejorar el capítulo de servicios financieros a la luz de la nueva legislación bancaria de la UE.
Renovarlos, no sólo ampliarlos
Así las cosas, “aunque en ambos acuerdos hay una cláusula que hace espacio para sacarles mayor provecho, ¿no sería más razonable alinearlos a la última generación de acuerdos? ¿Alinearlos a las nuevas ambiciones de ambos lados? México y Chile fueron los primeros en tener acuerdos con nosotros y ellos se quedarían, de otra manera, con acuerdos menos amplios y menos profundos”, explica Moreira, recordando que tanto derechos medioambientales como laborales también forman parte de las más recientes versiones de tratados comerciales europeos.
“Nuestra ambición es una liberalización lo más amplia posible basada en reglas, en la cual definir las líneas rojas es asunto de cada país y sus sensibilidades”, concluye el jurista luso. En todo caso, así la Comisión Europea, la modernización de la primera generación de acuerdos latinoamericanos está en la agenda del 2014.