“Obsesionarse con rutas de cocaína es poner vallas al mar”
30 de junio de 2021"La hidrovía del Paraná -con puertos en Brasil y Bolivia que siguen el río, pasan por Paraguay y llegan a Argentina- es una ruta de creciente importancia de la cocaína con destino a Europa, que preocupa en este momento”, cuenta a DW Javier Sagredo, director de COPOLAD III (Programa de Cooperación entre América Latina, el Caribe y la UE en políticas de drogas).
"Pero obsesionarse con las rutas es como querer parar un río que baja de la montaña al valle: puedes poner una presa, pero el agua va a desbordar y va a ir por otro lado”, afirma Sagredo, cuyo equipo esta poniendo en marcha la tercera etapa de COPOLAD, en el cual cooperan 33 países de América Latina y el Caribe.
"Se ha comprobado en este período de pandemia: el tráfico que se hacía con "mulas” paró, pero se incrementó por otras vías. Tiempo antes, cuando Estados Unidos bloqueó las rutas del Caribe, comenzaron a abrirse rutas hacia el oeste del África y de ahí a Europa”, afirma.
Datos duros de la producción de cocaína
Efectivamente, el mercado de las drogas en la Unión Europea goza de buena salud a pesar de las disrupciones que trajeron consigo las restricciones por el COVID-19. De las incautaciones récord registradas en 2019 y los datos preliminares para el 2020, el Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías (EMCDDA) colige que ni el consumo ni la disponibilidad han disminuido durante la pandemia.
Si el cannabis que se consume en Europa se produce en Europa y Marruecos, "la cocaína de alta pureza que abastece el mercado europeo proviene en un 60% de Colombia, en un 20% de Perú y entre un 5% y un 10% en Bolivia. Por las muestras de los decomisos de cocaína que enviamos a analizar podemos saber dónde fue producida esa hoja de coca. Como ya no se exporta hoja de coca de los países andinos -como era el caso hasta hace 20 0 30 años- sabemos que, si la coca fue cultivada en Colombia, la cocaína fue elaborada en el mismo país”, explicó a DW Laurent Laniel, analista científico del Observatorio.
"Se trata de laboratorios autárquicos en el campo, que pueden abastecerse de los productos químicos necesarios para transformar la coca en cocaína. Es difícil detectarlos, porque recurren poco al mercado. Reciclan sus disolventes en procesos químicos de su propio laboratorio”, señala.
Por otro lado, "por los contenedores en los que llega la cocaína, que tienen trazabilidad, sabemos que fue enviada desde Brasil, Ecuador, Colombia y en menor escala desde Perú. Desde Venezuela no es que no haya, pero ha disminuido”, puntualiza. Por otro lado, en el informe del Observatorio, presentado a mediados de este mes, se habla de un incremento de los laboratorios en terreno europeo.
"Cada vez son más sofisticados: la droga llega al mercado europeo en forma de base -producto intermedio entre la hoja y la sal que se vende al consumidor- escondida en otros materiales. Un trozo de plástico, café, ron. Para eso, se necesita laboratorios. Sabemos que en Holanda y España hay muchos”, informa Laniel, subrayando que la tarea del Observatorio, con sede en Lisboa, se limita a ofrecer evidencia científica.
El nuevo enfoque
"La lucha contra el narcotráfico, como está montada hasta ahora, es de interceptación”, cuestiona Sagredo, especialista en políticas públicas en el tema de drogas. Su tarea es idear respuestas y soluciones a este fenómeno, compartido entre el bloque europeo, mayormente consumidor, y América Latina, mayormente productora y suministradora.
Cabe resaltar que los nuevos aires en esta cooperación vienen enmarcados en la nueva estrategia de la Unión Europea contra las drogas, que tiene como base la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sustentable de Naciones Unidas.
Entonces, ¿qué es lo que cambia? "En esta nueva fase de COPOLAD nos proponemos avanzar en reflexionar con nuevos elementos: ¿Qué resultados ha tenido la política contra las drogas hasta ahora? ¿Cuántos muertos se ponen sobre la mesa? ¿Cuántas familias hay con miembros en prisión?”, responde Sagredo.
En este nuevo enfoque, la determinación de las rutas del narcotráfico pierde peso frente a la necesidad de enfocarse en las políticas estatales que, provocando exclusión social y económica, favorecen que la producción de coca y cocaína y su tráfico ilícito sea una tabla de salvación.
El impacto medioambiental y social de la erradicación de cultivos ilícitos es otro de los elementos en los que se enfocarán los socios europeos y latinoamericanos de COPOLAD. También la permeabilidad de las instiuciones a los dineros ilícitos.
Claro queda que ningún esfuerzo llegará a buen término, sin atacar frontal y sinceramente los sistemas financieros de los países desarrollados, en donde se blanquea rápidamente el dinero del narcotráfico.
En resumen, "no podemos seguir midiendo ni en decomisos, ni en detenidos. Obsesionarse con las rutas es como intentar ponerle vallas al mar”, concluye Sagredo.