Túnez-Unión Europea y la puja por limitar la inmigración
20 de septiembre de 2023De repente, el gobierno tunecino reaccionó con gran rapidez, poco después de que la jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni, y la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, visitaran el centro de acogida de la isla italiana de Lampedusa. Según la organización de derechos humanos Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales (FTDES), las autoridades se llevaron a unos 500 migrantes de una plaza de la ciudad portuaria de Sfax a zonas rurales y a otras ciudades.
Sfax está considerada el cuello de botella de las rutas migratorias de África a Europa. Numerosos barcos llenos de migrantes zarpan desde allí, la gran mayoría, con destino a Lampedusa. La distancia entre Sfax y la isla es de apenas 188 kilómetros, un hecho que da al gobierno tunecino un enorme poder de negociación frente a Europa. El país ha puesto a prueba ese poder una y otra vez en las últimas semanas, demostrando su capacidad de influencia.
La situación actual estuvo precedida por una visita de altos cargos políticos europeos y de la Unión Europea a Túnez en julio. Ambas partes acordaron un futuro acuerdo migratorio. Desde la perspectiva europea, el objetivo más importante del acuerdo es detener la migración irregular hacia Europa.
Túnez recibirá unos 900 millones de euros a lo largo de los próximos años, y Kaïs Saied, el presidente tunecino, declaró tras conversaciones con Von der Leyen y otros líderes europeos en julio que estaba "decidido" a aplicar el acuerdo "lo antes posible".
Descontento en ambas partes
Hasta ahora, sin embargo, el acuerdo ha resultado en gran medida ineficaz. La situación fue especialmente dramática el martes de la semana pasada (12.09.2023), por ejemplo, cuando llegaron a Lampedusa más de 5.000 inmigrantes procedentes de Túnez. Según cifras del Ministerio del Interior italiano, ya se han registrado más de 123.800 personas que han arribado a Italia en embarcaciones desde principios de este año. En 2022, llegaron 65.500 entre enero y mediados de septiembre. Y se estima que, a finales del año, incluso se superaría la cifra máxima de 2016, cuando llegaron 181.000 personas.
El hecho de que el presidente Saied hiciera trasladar a migrantes de Sfax a otras partes del país es una señal a tener en cuenta, afirma Johannes Kadura, de la sede de la Fundación Friedrich Ebert en Túnez. "No es ninguna coincidencia que las autoridades adopten ahora medidas más duras contra los inmigrantes. Obviamente, quieren demostrar que es muy posible actuar contra los traficantes de personas e impedir que los migrantes crucen el Mediterráneo rumbo a Europa".
Creciente presión migratoria
De hecho, las expectativas en Túnez son altas, afirma Christian Hanelt, experto en Oriente Medio y Norte de África de la Fundación Bertelsmann: "Meloni y el presidente tunecino Saied tienen, de algún modo, un destino común". El presidente tunecino aparentemente da por hecho, según dice, que Meloni -que había prometido a los votantes italianos una limitación significativa de la migración- puede conseguirle apoyo presupuestario directo sin condiciones. "Y espera que la UE también mejore las agencias de seguridad y la guardia costera de Túnez".
Al mismo tiempo, Saied supone que las conversaciones con Meloni y otros políticos europeos lo ayudarán a superar el aislamiento diplomático en el que ha caído como consecuencia de su rumbo autoritario en política interior, afirma Hanelt. Según Hanelt, Meloni ha respondido a nivel diplomático a lo que espera Saied. Sin embargo, no ha podido ayudarlo a conseguir apoyo presupuestario de la UE, ya que este está vinculado a normas políticas y de derechos humanos, así como al compromiso de Túnez de aplicar las reformas elaboradas por el Fondo Monetario Internacional. Pero, agrega el experto alemán, "Saied se opone a ello".
(jov/cp)