Prohibida la obra “Solo un dictador” en Turquía
28 de enero de 2018"Mi interés en la política no surge de las protestas de Gezi en 2013, o de mi carrera profesional como actor. Tengo 37 años, mi compromiso político viene de mis tiempos en el instituto y mis años de estudio en dos universidades. Esto no tiene que ver únicamente con el AKP o con Recep Tayyip Erdogan. Y también en el futuro voy a luchar contra los gobernantes que dañan la paz social”.
Estas son las palabras de Baris Atay, cuya obra "Solo un dictador” ha sido prohibida en varias ciudades de Turquía. En Ankara se le prohibió a él personalmente subir al escenario. A esto le siguieron prohibiciones oficiales de representación de parte de los gobernadores de las ciudades de Artvin y Hopa, en el norte; de la capital Ankara, y de Kadiköy, una de las partes más grandes de Estambul. El motivo: la obra puede influir de forma negativa en el orden y la seguridad públicos, además de perturbar la seguridad de la sociedad.
"Si estoy en Ankara con un par de amigos en un café y hablamos de política, el gobernador tiene derecho a sacarnos del local”, cuenta Atay.
La historia de un dictador
Onur Orhan escribió la obra, mientras que Caner Erdem se encarga de la dirección. El personaje que encarna Baris Atay tiene los rasgos característicos de un dictador. Y trata sobre su desgarro interior. Al final de la representación, se pide al espectador que se forme su propia opinión sobre los dictadores.
¿Qué ha pasado ahora para que esta obra, que lleva siendo representada tres años, sea prohibida? "Realmente nada ha cambiado”, dice Atay. Sin embargo, las referencias a la Turquía actual han hecho enfurecer a los votantes del partido AKP en las redes sociales. Para Atay, la prohibición es un ejemplo de la presión que ejerce el Gobierno sobre aquellos que no ocultan su opinión.
Un artista político
El actor es conocido por su compromiso político y su comportamiento decidido. En 2015 dijo: "Si hubiese un dictador, no podría ver esta obra”.
Cuando la representación fue impedida la semana pasada por la acción de la policía, Atay retomó sus palabras de 2015 y preguntó: "¿Aceptan ustedes, a través de esta prohibición, que el presidente es un dictador?”.
Atay ha participado en muchas series de televisión y películas. Como observador atento de lo que sucede en su entorno, no tiene miedo de criticar al Gobierno.
Casi un millón de personas le siguen en Twitter. Su influencia en los medios sociales es grande. "Turquía está dividida: hay quien hace todo lo que el Gobierno dice, y hay quien lo cuestiona”, afirma Atay. El segundo grupo siente las repercusiones a través del primero.
Condena por ofensas a Erdogan
A raíz de su postura crítica, Atay siempre está bajo vigilancia policial cuando no está subido a un escenario.
El año pasado incluso tuvo que acudir a los tribunales, ello como consecuencia de una queja de Erdogan y su hijo por un artículo que Atay publicó en el periódico Birgün con el título "Hey Erdogan”. Fue condenado a pagar una multa por ofensas al presidente.
Bajo el mandato del AKP, muchos de los directores artísticos de los teatros estatales y municipales han sido relevados. Además, se ha puesto fin a los contratos de numerosos artistas críticos. Muchos de los artistas que criticaron al Gobierno durante las protestas de Gezi se han quedado en paro o han abandonado el país. Con el estado de excepción proclamado tras el fallido golpe de Estado de julio de 2016, muchos artistas se vieron forzados a mudarse a países europeos, entre ellos Alemania. Pero Baris Atay se quedó en Turquía.
Él lo tiene claro: para que algo cambie, músicos, actores, directores, autores y todo tipo de artistas deben dar un paso adelante. De no ser así, la presión aumenta. "Si hoy no podemos decir determinadas cosas por miedo, tenemos que darnos cuenta de que pronto no será posible decir muchas más. Este país dejará de ser un país en el que se pueda vivir”, advierte el artista.
Él mismo seguirá oponiendo resistencia en el futuro: "No voy a abandonar el país solo porque día tras día crezca el poder de unos que se han hecho con él y lo utilicen como medio de presión contra nosotros”, afirma Atay. De alguna forma, se encargará de que los espectadores puedan ver la obra "Solo un dictador”. Ya verá cómo.
Autora: Gezal Acer (EAL/MN)
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