Turismo sideral
Hace diez años, la primera mujer cumplió su deseo de flotar como turista en el espacio. Cinco años antes, el multimillonario estadounidense Dennis Tito se convirtió en el primer turista sideral.
“¿Cuánto puede costar un sueño?”
Anousheh Ansari acaparó titulares en 2006. A la fundadora de la empresa Prodea Systems se le dio la oportunidad de pasar casi dos semanas en la Estación Espacial Internacional (ISS). “¿Cuánto puede costar un sueño?”, pregunta Ansari en el documental “Space Tourists”. Antes de ella, tres hombres pagaron 16 millones de dólares (cada uno) para que se les permitiera volar con astronautas rusos.
Espacio para bolsillos grandes
Esta imagen compuesta muestra a los turistas siderales Charles Simonyi (arriba, de izquierda a derecha), Anousheh Ansari y Gregory Olsen, y también a Richard Garriott (abajo, de izquierda a derecha), Guy Laliberte, Dennis Tito y Mark Shuttleworth. Desde 2001, estos aventureros han pagado fortunas para abordar la estación ISS.
Iniciativas privadas: el Spaceport America
Spaceport es el primer puerto espacial financiado con capital privado. Su construcción en el valle Jornada del Muerto, Nuevo México, duró seis años (2005-2011) y costó 178 millones de euros. Los vuelos debían haber comenzado en 2013, pero han sido pospuestos indefinidamente.
Para presupuestos medianos
Se cree que los primeros vuelos comerciales de Spaceport America en la órbita terrestre comenzarán pronto. Ese es el plan de Richard Branson (derecha), cofundador de la empresa Virgin Galactic. En febrero de 2016, Branson presentó el proyecto SpaceShipTwo. Prominentes como Harrison Ford y Justin Bieber pagaron 250.000 dólares por anotarse en la lista de espera.
Un turista sideral no es un astronauta
Spaceship Two es un avión suborbital. Vuela a una altura de 15,2 kilómetros sin llegar a alcanzar una órbita terrestre. Los turistas logran acercarse a la oscuridad del espacio exterior y ver la curvatura del planeta, y hasta sentir la reducción de la fuerza de gravedad, pero sólo se les podrá llamar astronatutas cuando le hayan dado la primera vuelta a la Tierra.
Aventuras para gente común y corriente
La firma helvética Swiss Space Systems (S3) busca poner el turismo orbital al alcance de quienes están lejos de ser multimillonarios. La idea: lograr que la nave epacial SOAR despegue con ayuda de un Airbus A300 y pueda ser usada como un avión supersónico para cubrir grandes distancias.
Viajes solitarios
Este boceto muestra al World View Voyager, una cápsula espacial que pronto podría flotar a 32 kilómetros de altura –dos veces más alto que el Spaceship Two–, colgada de un globo. La empresa estadounidense World View Enterprises terminó el primer vuelo de prueba hace poco. Quienes hagan su reservación a tiempo pueden comprar un boleto por 67.000 euros.