Turcos en Alemania: asimilación vs. integración
11 de febrero de 2008Mientras en Turquía eran sepultadas este lunes las víctimas del incendio que devoró una vivienda habitada por turcos en la ciudad de Ludwigshafen, en Alemania arrecia el debate sobre la integración de los inmigrantes de ese origen. La tragedia de Ludwigshafen se convirtió en un nuevo catalizador de la discusión, en vista de la reacción que tuvieron varios medios de comunicación turcos tras el siniestro. Atribuirlo prematuramente a un atentado neonazi, aunque hasta el día de hoy los peritos continúan la investigación sin tener aún resultados, da cuenta de que existe por lo menos una notable dosis de desconfianza. Y ese es un problema de fondo que trasciende el drama de Ludwigshafen.
“Crimen contra la humanidad”
El propio primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, le puso sal al debate durante la visita que efectuó el fin de semana a Alemania. Primero lo hizo lanzando la propuesta o proyecto de abrir en tierra germana colegios y universidades turcas, con profesores venidos de Turquía. Y luego agregó la pimienta, en un discurso pronunciado ante unos 16 mil turcos, en su mayoría jóvenes, en la ciudad de Colonia. Allí, el gobernante de Ankara instó a sus compatriotas a no adaptarse “demasiado” al país anfitrión, asegurando que “la asimilación es un crimen contra la humanidad”.
Las palabras de Erdogan desataron una serie de réplicas, más o menos airadas, en la esfera política alemana. Pese a que el primer ministro abogó ante los inmigrantes turcos por la integración y el aprendizaje del idioma alemán, su mensaje fue interpretado sobre todo como un llamado a conservar en esas comunidades el sello propio del país de origen. Y eso, lógicamente, no cayó bien en las filas del gobierno de Angela Merkel, embarcado desde hace tiempo en una difícil campaña de integración.
Lealtades y sentimientos patrios
“La integración presupone, naturalmente, que también existe una predisposición a compenetrarse con la forma de vida de un determinado país en el que se vive ya por cuarta, quinta o sexta generación”, señaló la canciller, subrayando que quien tiene la ciudadanía alemana es un “ciudadano pleno”. Angela Merkel precisó que “eso no significa que no puedan tener su propio trasfondo cultural, pero la lealtad se debe al Estado alemán”. La jefa del gobierno de Berlín concluyó pues que hay algunas cosas que aclarar al respecto con Erdogan.
Mientras ello ocurre, tanto políticos como analistas intentan explicar el fenómeno de la adhesión provocada por Erdogan entre los turcos que acudieron a escucharlo en Colonia, que lo aplaudieron casi como si se tratara de una estrella pop. Según el secretario general del Consejo Central de los Musulmanes en Alemania, Aiman A. Mayzek, “el gobierno turco se presenta como una potencia protectora”. A su juicio, no sorprende que ello ocurra en vista de que los partidos políticos alemanes apenas se interesan por los ciudadanos turcos. Similar es el diagnóstico de la parlamentaria socialdemócrata de origen turco Lale Akgün, quien considera que no se les da a los hijos de inmigrantes nacidos en Alemania la sensación de que “ésta es su patria”.