Si el cambio climático fuera realmente una invención de China para dañar a Estados Unidos, como afirmó una vez Donald Trump, habría que decir que el "inventor” ha tenido bastante éxito, porque es destacable que el mundo entero no comparta la supuesta "invención” del cambio climático.
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La postura del presidente de Estados Unidos ha fortalecido tanto a China, que se puede describir en su habitual lenguaje: "Un gran éxito. Histórico”. Un éxito de China, gracias a la simple y llana ignorancia de Donald Trump.
La reacción a la decisión de Trump de abandonar el Acuerdo sobre el Clima de París, lo dice todo. El tono del Gobierno chino es mesurado, pero la alegría sobre "los daños a la reputación de Estados Unidos” es inocultable, aunque comprensible desde la perspectiva de Pekín.
Trump incluso ha logrado aún más. Se necesita mucho para llevar a la canciller alemana a no ocultar ninguna impresión de que está buscando aliados para enfrentar la postura reticente de Trump. Una estrategia que ni siquiera es cuestionada por los defensores de oficio de Estados Unidos en su propio partido conservador, y de la oposición política ni hablar.
¿Hasta cuándo puede durar la búsqueda de otros aliados? Sería ilusorio creer que Europa puede esperar más de 7 años a que pase la era Trump. El mundo sigue girando y China agarra de los cabellos la gran oportunidad que le ha abierto la administración republicana del ególatra Donald Trump.
Xi Jinping, el presidente de China, se puede presentar ahora como un defensor del libre comercio y la protección del clima. Así la realidad de la política de la República Popular no siempre corresponda con las palabras. Eso lo saben muy bien los comerciantes extranjeros a los que aún se les sigue negando el acceso al mercado chino.
No debe haber ninguna duda de que China NO es ni para Alemania ni Europa una especie de "nuevos Estados Unidos”. Pero el mero hecho de que se tenga que hacer hincapié en ello, debería hacer saltar las alarmas en Washington. Lástima que el Gobierno esté en manos de otros.