Me había prometido no volver a indignarme con los comentarios del presidente de Estados Unidos. La rabia entorpece una visión general de las políticas de su Gobierno, y quizás ese sea el objetivo de muchas de sus declaraciones en entrevistas, mítines de campaña y Twitter. Pero llegó el momento de romper esa promesa. Trump quiere enviar 15.000 soldados a la frontera con México para enfrentar la llamada "caravana" de migrantes centroamericanos. El presidente les dijo a los soldados que deberían actuar ante eventuales ataques a pedradas como si los migrantes portaran armas.
Es difícil imaginar que esa gigantesca cantidad de soldados abra fuego contra personas indefensas. De hecho, a las tropas solo se les permite la entrega de apoyo logístico a la policía fronteriza: erigir cercas, levantar tiendas de campaña, proporcionar vehículos. Pero arrestar o confrontar directamente a las personas no les está permitido.
El modelo Trump
Trump no dijo explícitamente que se debe disparar a los migrantes. Pero, con sus declaraciones, ofrece margen para que sus seguidores se lancen a la interpretación, como ha ocurrido en muchos otros casos. Cuando celebró el ataque de un congresista contra un periodista en Montana, lo que hizo fue respaldar implícitamente la violencia contra la prensa. Desde entonces, muchos profesionales de la comunicación han sido amenazados en reuniones republicanas.
En un vuelo entre Texas y Nuevo México, un hombre tocó los pechos de una mujer y se defendió diciendo que su presidente había asegurado que estaba bien tocar las partes íntimas de las mujeres. El mandatario ha dicho "soy nacionalista" y luego ha añadido que él no sabía que esa cita podía tener una connotación racista. Pero, con ello, entrega otra vez una señal sus seguidores del extremo más a la derecha del espectro político.
Acusar a Trump y sus declaraciones como exclusivos responsables de los paquetes-bomba que han recibido algunos de sus adversarios, o del ataque terrorista contra la sinagoga de Pittsburgh, sería ir demasiado lejos. Pero cuando se fundamentan amenazas y al mismo tiempo se aprueba la violencia, se genera una mezcla que huele a autorización. En este caso, una autorización no para los soldados, sino para los seguidores de Trump. Los enormes grupos de inmigrantes, en total unas 7.000 personas, siguen estando lejos de Estados Unidos. Pero diariamente mucha gente intenta cruzar la frontera sur del país. Cuando uno de ellos sea tiroteado por un seguidor de Trump, el presidente número 45 de Estados Unidos estará presente. Este 1 de noviembre de 2018, Trump dio licencia para disparar contra los inmigrantes.
Autor: Dagmar Engel (dzc/rml)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube