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Trump: bajos instintos y hechos falsos

Martin Ganslmeier
3 de noviembre de 2017

El comportamiento de Trump, tras el atentado de Nueva York, fue indigno. Tildó vulgarmente a la Justicia de su país de “ridícula”. Sus reproches no son efectivos, opina Martin Ganslmeier.

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Washington, US-Präsident Donald Trump spricht während einer Kabinettssitzung im Weißen Haus
Imagen: Reuters/K.Lamarque

El terrorista se jactó de su acto abominable; solo lamentó no haber matado a más personas y quería colgar la bandera de Estado Islámico en su habitación del hospital. Poco después de que estom se supiera, Donald Trump escribió en Twitter y con letras mayúsculas, "PENA DE MUERTE” para los terroristas. Pero antes, Trump había calificado a la Justicia estadounidense de "ridícula” y de demasiado "blanda”,afirmando que sus molinos muelen demasiado despacio. En su opinión, sería necesario un juicio sumario o el internamiento en Guantánamo.

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Trump tiene con seguridad buen olfato para los sentimientos primitivos de su país. No se puede descartar que vaya a ganar puntos con este tipo de declaraciones. Pero su comportamiento es absolutamente indigno de una democracia con una larga tradición en materia de Estado de derecho y una Constitución vigente desde hace 230 años.

Las críticas de Trump contradicen los hechos

Desgraciadamente, no es la primera vez que Trump ataca a la Justicia estadounidense o a algunos jueces. Cuando actúa así, se refuerza la impresión de que no le importan mucho ni la tradición del Estado de derecho ni la división de poderes de su país. De forma indirecta, Trump anima así a otros regímenes autoritarios. Al exigir que se lleve a cabo un juicio sumario y se aplique la pena de muerte, Trump no actúa en forma "estadounidense"; más bien parece un emperador romano, que en el coliseo señala con el pulgar hacia abajo.

Martin Ganslmeier,  corresponsal de la cadena pública alemana ARD en Washington.
Martin Ganslmeier, corresponsal de la cadena pública alemana ARD en Washington..Imagen: NDR/Marcus Krüger

Tras un atentado terrorista como el de Nueva York, un presidente debe unir al país y protegerlo de la histeria. George W. Bush visitó una mezquita deliberadamente poco después del 11 de septiembre para contrarrestar el sentimiento de venganza de la población estadounidense. Trump hace lo contrario: él azuza a sus seguidores, ampliando más la brecha en su país.

La sarta de críticas contra la Justicia de Estados Unidos contradice todos los hechos. La vía judicial democrática funciona mejor que Guantánamo. Tras el 11 de septiembre, más de 600 terroristas ya han sido condenados en procesos ajustados a derecho y encarcelados en Estados Unidos. El autor del atentado de Boston fue condenado a la pena de muerte tras dos años. Por el contrario, en Guantánamo solo ocho de los 700 presos han sido condenados hasta ahora.

Trump necesita que le refresquen la memoria

Trump no solo ha dañado con sus declaraciones el buen funcionamiento de la Justicia democrática, sino posiblemente haya ayudado a los terroristas. Con la declaraciones de Trump, la defensa de los terroristas puede alegar ahora que ya no es posible ningún proceso judicial justo, porque el jurado se sentirá presionado por el presidente de la nación. Trump prometió en su toma de posesión que "preservaría, protegería y defendería lo mejor posible la Constitución de Estados Unidos”. Sus consejeros deberían recordárselo.

Martin Ganslmeier (RMR/ER)