Tres mujeres juzgarán a Silvio Berlusconi
16 de febrero de 2011El "eterno vencedor" ya no ríe: la fiscalía general y los jueces han tensado demasiado el lazo en torno a su cuello y ahora tendrá que comparecer, si no encuentra una última salida como en otras ocasiones, una mañana de abril ante un tribunal de Milán en lo que podría ser una vergonzosa experiencia para él.
El empresario mediático y jefe de gobierno, de 74 años, tendrá que comparecer exclusivamente ante tres mujeres que le preguntarán sobre su affaire sexual con la marroquí "Ruby" cuando era menor de edad. La revista católica "Famiglia Cristiana" comentó que sobre él recaerá la "ira de la diosa Némesis", que castiga la arrogancia.
Mientras el millonario milanés se sigue viendo a sí mismo como un inocente perseguido injustamente, la débil y dividida oposición desea que Berlusconi dimita de una vez y que ahorre a Italia su comparecencia ante el tribunal como jefe de gobierno.
En la cita judicial en Milán, la jueza de instrucción Cristina Di Censo necesitó sólo seis días para estudiar la enorme montaña de actas que le puso sobre la mesa una ambiciosa fiscalía estatal y para determinar que estaba justificado un proceso rápido contra Berlusconi por abuso de poder y sexo con prostitutas menores de edad.
La fiscal no tiene dudas
Toda Italia se preguntaba con tensión desde hacía días si Di Censo aprobaría realmente los dos puntos de la acusación para el proceso o si había alternativas. Al final lo hizo.
El hombre que marca el paso de la política italiana desde hace 17 años, por su parte, intentó distraerse con otras tareas. Fuera se mostró como la figura paterna del país, un papel en el que le gustó presentarse ante los electores en tiempos de crisis: Berlusconi inspeccionó una gran instalación residencial para acoger a miles de inmigrantes que llegan al país en embarcaciones en Catalia, en Sicilia.
El flujo de refugiados que llegó a la pequeña isla de Lampedusa hizo necesaria la adopción de medidas inmediatas. Y Berlusconi anunció que decidirá en los próximos días si allí debe levantarse "un pueblo de la solidaridad".
El primer ministro ya explicó con frecuencia y en voz suficientemente alta que considera que las acusaciones proceden de fiscales y jueces "de izquierda" que quieren ver su caída. También dijo que es el "neopuritanismo" en la sociedad italiana el que sacó a las mujeres a las calles para pedir su dimisión.
Berlusconi asegura que en sus fiestas en su villa sólo hay karaoke y proyecciones de películas después de cenar. Y su ministro del Exterior, Franco Frattini, incluso insinuó la idea de que el primer ministro podría apelar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos por haber sido espiado y sus comunicaciones interceptadas.
¿Peccata minuta?
A Berlusconi le gusta reconocer que es un "pequeño pecador", algo que muchos italianos parecen entender bien. Y siempre mantuvo altas cotas de popularidad, según las encuestas.
Pero ahora la cosa puede cambiar con las manifestaciones masivas en su contra. "Después de Mubarak, Silvio Berlusconi", es una de las consignas que piden la expulsión del poder del "faraón del Tíber". A ello se une que en Italia la gente se pregunta cada vez más cuándo habrá nuevas elecciones.
¿Ocaso de los dioses en Roma? Quizá. Puede que la situación haya rebasado al hombre que quizá una vez pensó que le estaba todo permitido. Sin embargo, en el ámbito judicial sigue sin estar claro un asunto: la Cámara de Diputados cree que la Justicia de Milán no es en absoluto competente en el caso Ruby, sino que es un tribunal ministerial quien debe juzgarlo.
Mientras, "il Cavaliere" sigue trabajando para evitar al menos ser imputado en otros procesos por corrupción y evasión fiscal, gracias a la ajustada mayoría de la que dispone en el Parlamento. De hecho, en los últimos años ganó todas las elecciones dejando claro que no se plegaría a los magistrados. Las próximas semanas mostrarán si puede capear la nueva situación.
dpa
Editor: Pablo Kummetz