Tres buenas prácticas arquitetónicas en Sao Paulo
17 de octubre de 2016En Quito comenzó Hábitat III, la conferencia de las Naciones Unidas donde los jefes de Gobierno y los responsables políticos se encuentran para definir la Nueva Agenda Urbana y las visiones para una ciudad más justa, libre y democrática en el nuevo milenio.
Aprovechando la ocasión, DW seleccionó tres ejemplos de buenas prácticas en arquitectura y urbanismo en la ciudad de Sao Paulo, la mayor metrópoli de Brasil y de Sudamérica.
Corredor Verde y jardines verticales
Después de que entrase en vigor en enero de 2007 la Ley Ciudad Limpia, que reguló el tamaño de letreros y placas y obligó a retirar muchos de ellos, quedaron al descubierto centenas de fachadas. Después de un estudio que catalogó más de 500 de esas paredes externas de edificios, el urbanista Guil Blanche se dió cuenta que la mayoría se encontraba en grandes avenidas, principalmente a lo largo del Elevado João Goulart, conocido popularmente como Minhocão. En 2013, Blanche ideó el Movimento 90°.
"El paisaje de Sao Paulo está formado por la fuerte presencia de edificios y fachadas laterales. La técnica consolidada de jardines verticales permite que cada pared se vuelva un parque público para la ciudad. Esos proyectos pueden ser un apoyo para el trabajo de artistas. O sea, además de mejorar la condición ambiental, también traemos un importante elemento cultural: cada jardín de escala urbana está pensado siempre por un artista contemporáneo", explica Blanche en la página web de Movimiento 90°.
Con el apoyo del Ayuntamiento de Sao Paulo, la iniciativa de Blanche, los jardines verticales, se volvieron un nuevo instrumento de compensación, o sea, las empresas pueden amortizar las deudas ambientales a través del financiamiento de esos jardines. A partir de entonces, se inició la construcción del primer corredor verde del mundo a lo largo de la extensión del Minhocão, donde existen 140 fachadas de este tipo. En ese contexto, el Movimento 90°, creó el proyecto del Corredor Verde del Minhocão en 2013. Ya se inauguraron seis jardines verticales a lo largo de la vía y cuatro más deberían terminarse a finales de este año.
Casa en la Villa Matilde
Este inmueble en la Villa Matilde, en la zona este de Sao Paulo, fue uno de los 14 agraciados en 2016 con el renombrado premio internacional 'Building of the Year' (Edifício del Año), promovido por la plataforma de arquitectura Archdaily. El proyecto está firmado por el despacho de arquitectura paulista Terra y Tuma Arquitectos.
La residencia pertenece a Dona Dalva, que desde hace décadas vive en Villa Matilde. En 2011, su hijo sondeó al despacho de arquitectura sobre la posibilidad de un proyecto para la casa de su madre. La primera solución era vender la residencia en la que vivía y que presentaba problemas graves de estructura y salubridad. Pero con el dinero de la venta y de algunos ahorros solo alcanzaría para comprar un pequeño apartamento en una región más alejada. Entonces decidió quedarse y el despacho asumió el desafío de hacer un proyecto, adecuándolo a los recursos financieros de la familia,
El inmueble, que costó 150.000 reales brasileños, posée 95 metros cuadrados de área construida y su remodelación se terminó en 2014. Alberga dos habitaciones, una cocina, un comedor, un garaje y un patio interno. Según el despacho de arquitectos, se trata de una "solución simple, resultado de un proceso largo, complejo y gratificante".
Parklets y las miniplazas
La idea de los parklets (extensiones de acera que ofrece más espacio y comodidades para las personas que utilizan la calle) surgió en 2005 en los Estados Unidos. En Brasil, el primer parklet fue instalado en 2013. Básicamente, se trata de miniplazas en las que antes había uno o dos plazas de aparcamiento y que pasan a ser ocupadas por bancos, sillas, mesas, flores, jardines, parasoles y aparatos para prácticar ejercicio físico.
Considerados como extensiones de las calzadas, los parklets ocupan hasta 10 metros de ancho por 2 metros de largo. En diciembre de 2015, el Ayuntamiento de Sao Paulo lanzó un proyecto para la instalación de un parklet municipal en cada una de los 32 subprefecturas de la ciudad hasta el final de este año. Además de los equipamientos municipales, otros 55 fueron implantados por la iniciativa privada en regiones comerciales y gastronómicas para democratizar el espacio de la calle.
El parklet es una alternativa rápida y eficaz para áreas desprovistas de espacios públicos. Los costes de instalación, mantención y remoción son de responsabilidad del mantenedor. No obstante, eso ha llevado a que bares y restaurantes estén tratando los parklets como una extensión de sus negocios. A pesar de estar prohibido por la ley, algunos de ellos sirven bebidas y comidas en las mesitas, privatizando los espacios públicos de convivencia.