Tokio Hotel: el delirio continúa
22 de enero de 2007
Cada vez que aparecen en concierto a miles de niñas parece salírseles el alma del cuerpo. Muchas de ellas, menores de diez años, entran en un estado histérico, lloran, pierden el sentido. Entre un griterío ensordecedor vuela al escenario ropa, brasieres, objetos íntimos, ositos de peluche. Fuertes guardaespaldas con un botón en el oído rodean a los miembros de la banda y no vacilan ni al aproximarse aquí y allá jovencísimas rubias vestidas con lo imprescindible. Tokio Hotel vende sus conciertos como ningún otro grupo de rock alemán, algo que los críticos aducen a la exitosa mercadotecnia, otros responden que los jóvenes músicos se han vuelto adictos al delirio que su música provoca en su auditorio.
El álbum con el que debutaron los adolescentes de Magdeburgo, titulado "Schrei" (grito) fue el más vendido en los países de la Unión Europea el año pasado. Junto con otros diez jóvenes solistas y grupos europeos, la banda alemana recibió uno de los premios "Border Breakers" con los que la Comisión Europea, la cadena MTV y la industria musical del Viejo Continente, reconoce a los jóvenes intérpretes que son exitosos fuera de sus países de origen.
Éxito fugaz
En la industria musical, dicen, pegarle al éxito es cosa fácil, lo difícil es mantenerse en la cima. Esto vale sobre todo en el caso de jóvenes artistas, que a medida que crecen, se destruyen casi solos. Incluso son advertidos: "hoy eres una estrella y mañana no eres nadie". Cuando Tokio Hotel sacó su disco "Schrei", en el verano del 2005, los gemelos Bill (solista) y Tom Kaulitz (guitarra), tenían 15 años de edad, mientras que el baterista Gustav Schäfer y el bajista Georg Listing, tenían 16 y 17.
A los gemelos, que se acercan a los 18, no parece preocuparles nada. En el Hotel berlinés Ritz Carlton, presentaron su nuevo sencillo "Übers Ende der Welt" (Más allá del fin del mundo), poco antes de que salga a la luz su segundo álbum, "Zimmer 483" (Habitación 483). "Ciertamente, se dice que con el segundo álbum todo se decide, pero no por ello hemos intentado conscientemente cambiar algo", dijo Bill mientras jugaba con los anillos que le cuajaban la mano. "Es de por sí difícil hacer música según el gusto del público".
Música madura y melancólica
El nuevo disco sencillo es una canción de rock musicalmente fulminante, de letra melancólica. "Hemos probado todo, la libertad aquí termina, ahora tendremos que pasar por la pared", reza el texto. Pero tiene un final positivo: "Lo lograremos juntos, más allá del fin del mundo, que se desmorona detrás nuestro". Se escuchan más maduros, la guitarra tiene visos que recuerdan a Nirvana, además Bill canta ahora un tono y medio más bajo, pues por fin le ha cambiado la voz. Como los Beatles en su momento, los jóvenes artistas luchan contra los prejuicios, sobre todo Bill, que aparece maquillado. "Su rostro es la envidia de cualquier chica, sólo Liz Taylor de joven tuvo una cara tan pefecta", dice la prensa sensacionalista.
Con su aspecto andrógino Bill Kaulitz se ha convertido en un ícono pop que despierta fantasías entre el público adolescente. ¿Porqué pintarse como mujer cuando no se ha alcanzado la madurez como hombre todavía? Le preguntaron. ¡Como una chica no!, respondió y contó que empezó a maquillarse en la escuela, por puro gusto y que la inspiración para pintarse los ojos de negro le llegó un día que se disfrazó de vampiro en una fiesta. Ni él ni su hermano Tom tienen novia, ambos viven con sus padres y cursan la escuela secundaria en el estado de Sajonia Anhalt, que en más de una ocasión ha tenido que ser intervenida por la policía, tras los tumultos provocados por sus fans. "La gente me pregunta siempre si no nos gustaría tener un público algo mayor, pero yo creo que nuestro público es el más entusiasta y no hay nada más bonito que ser recibido por ese griterío".