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Todo por la alcaldía de Londres

Julia Macfarlane, desde Londres4 de mayo de 2016

Los londinenses eligen al sucesor de Boris Johnson. ¿Optarán por un millonario o por un abogado de derechos humanos? Julia McFarlane, desde Londres.

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Imagen: DW/J. Macfarlane

Uno proviene de una millonaria dinastía judía. El otro, de una familia musulmana de inmigrantes paquistaníes. Los dos candidatos con mayores posibilidades en las elecciones de este jueves (5.05.2016) no podrían ser más diferentes. Pero sus programas políticos son bastante parecidos.

Si confiamos en las encuestas, Sadiq Khan, el candidato laborista, hijo de un conductor de autobús paquistaní, que creció en una vivienda social, podría ser el próximo ocupante de la alcaldía londinense. Su candidatura está lejos de ser una sorpresa para muchos en la capital de la antigua potencia colonial, transformada en una de las ciudades más multiculturales del mundo.

Aquí se hablan 300 lenguas y los británicos blancos constituyen menos de la mitad de la población. El resto –o sea, la mayoría− es una mezcla colorida de pueblos de todas partes del mundo; muchos de ellos con nacionalidad británica y nacidos en el Reino Unido. En este contexto, la elección de un alcalde musulmán de origen paquistaní sería una fuerte señal, tanto para Londres como para las democracias occidentales en general.

Inmigrante contra magnate financiero

El principal rival de Khan es un diputado del exclusivo barrio londinense de Richmond, Zac Goldsmith. Este hijo del millonario inversor financiero James Goldsmith, descendiente de una antigua dinastía judía, se posicionó repetidamente contra la doctrina partidista de los conservadores en sus años como diputado a la Cámara de los Comunes del Parlamento británico.

Entre los programas de la mayoría de los candidatos, y especialmente entre los de Khan y Goldsmith, hay notables similitudes. Ambos abogan por construir más viviendas (algo que Londres necesita urgentemente), ambos quieren impulsar la nueva conexión ferroviaria rápida Crossrail 2, ambos se oponen a desmantelar el aeropuerto de Heathrow y ambos han prometido enfrentar el problema de la contaminación ambiental.

Los jóvenes, en la cola

Sus posiciones son tan cercanas, que a los votantes les "será difícil hallar una brecha ideológica entre ellos", opina Tony Travers, de la London School of Economics (LSE). Quizás por eso, la frontera entre ambos frentes se ha construido más bien en torno a la imagen de los candidatos.

Sadiq Khan, el candidato laborista, hijo de un conductor de autobús paquistaní, que creció en una vivienda social.
Sadiq Khan, el candidato laborista, hijo de un conductor de autobús paquistaní, que creció en una vivienda social.Imagen: Reuters/N. Hall

Los londinenses eligieron a su primer alcalde conservador en el verano de 2008. El excéntrico Boris Johnson se ganó a los electores con su carisma y su optimismo. Londres era una excitante y dinámica metrópoli de clase mundial, en la cima de un auge financiero que terminó poco después, abruptamente, con una debacle bursátil.

El Londres de hoy parece totalmente distinto. La ciudad ha rejuvenecido, pero son justamente esos jóvenes quienes más han visto menguar sus oportunidades laborales e ingresos desde el colapso financiero de 2008. Y son también esos jóvenes los que menos participan de la recuperación.

La razón: Los egresados de la enseñanza superior suelen estar varios años parados, viviendo con sus padres, antes de hallar su primer empleo. Además, tras un aumento en las tasas de matrícula a las universidades, concluyen sus estudios frecuentemente endeudados.

A ello se agrega el tenso mercado de la vivienda en Londres. El problema más urgente para la mayoría de los votantes. Tanto Khan como Goldsmith han prometido construir 50.000 nuevas viviendas. Lo mismo que prometió Boris Johnson al asumir el cargo, aunque luego se construyeron menos de la mitad.

Zac Goldsmith, hijo del millonario inversor financiero James Goldsmith, descendiente de una antigua dinastía judía.
Zac Goldsmith, hijo del millonario inversor financiero James Goldsmith, descendiente de una antigua dinastía judía.Imagen: picture-alliance/Zuma Press

"Guerra sucia"

Como ninguno de los dos rivales puede atacar al otro basado en su programa, la campaña ha derivado en las últimas semanas, cada vez más, en dimes y diretes concentrados sobre todo en temas de raza y religión. Así, por su trabajo como abogado de derechos humanos, los adversarios de Khan lo acusan prácticamente de cercanía con el extremismo.

En un reciente debate en la BBC, Khan reconoció haber defendido ocasionalmente, como parte de su antiguo trabajo como abogado, a personas que él mismo calificó de "bastante desagradables". Khan lamentó haber podido transmitir la impresión de estar de acuerdo con las posturas de esos antiguos clientes: "He dicho claramente que sus visiones me parecen aberrantes", aseguró.

A muchos votantes les parece cínica esta táctica conservadora: "A inicios de la campaña me inclinaba más bien por Zac", dice Mani, musulmán de origen paquistaní, como Khan. Pero Mani ha cambiado de opinión desde que Goldsmith osó vincular a Khan con los atentados terroristas del 7 de julio de 2005, en un editorial publicado el pasado domingo (1.05.2016) por el diario Mail on Sunday: "Ese artículo fue la gota que colmó la copa. Ahora estoy por Sadiq Khan", dice.

Pero muchos votantes están insatisfechos con ambos candidatos y no saben bien cómo decidirse. "Antes, como diputados, ambos me parecían buenos. Pero ahora los dos han mostrado su peor cara y confirmado, así, que Westminster no es más que un circo", afirma Sophia Akram y resume: "Su rivalidad ha opacado sus posiciones políticas."

Este jueves, tras una campaña que ya ha sido catalogada como una de las más sucias de los últimos años, los electores tendrán que decidirse. Aunque también puede ser que muchos estén tan asqueados de esta "guerra sucia" que ni siquiera acudan a votar.