Thiago Alcántara: el príncipe derrocado
14 de septiembre de 2015La escena del minuto final de la victoria del Bayern 2-1 sobre el Augsburgo, el pasado fin de semana, no podía ser más reveladora. Thiago Alcántara discute acaloradamente con Pep Guardiola al borde de la cancha mientras el resto de sus compañeros celebran el gol anotado por Thomas Müller tras un penalti provocado por Douglas Costa, la nueva estrella del equipo.
La imagen que existía en Alemania sobre Thiago Alcántara ha empezado a tomar matices. Hasta hace poco al jugador producto de la cantera del Barcelona se le catalogaba como el “consentido” del entrenador Pep Guardiola, quien prácticamente forzó su fichaje recién llegado a Múnich con la famosa frase “o él, o ninguno”.
En las últimas semanas la prensa alemana ha tomado nota de cómo la relación de Thiago y Guardiola está tomando nuevos rumbos. El intenso y -aparentemente- poco amable intercambio de palabras entre jugador y entrenador en el estadio SGL Arena de Augsburgo, no es el primer choque protagonizado por ellos recientemente.
El más publicitado ocurrió un par de días antes del inicio de la Bundesliga. Entonces, en una sesión de entrenamiento, Guardiola se enfadó enormemente con el mediocampista y le grito desde la distancia. Luego, cuando buscó la conversación directa, Thiago no se detuvo ante Guardiola sino que prosiguió su camino mientras era recriminado.
El enfado del entrenador lo generó una jugada de fantasía de Thiago en la práctica. Curiosamente un par de días más tarde, en el partido contra el Leverkusen por la Bundesliga, una acción similar fue saludada con una sonrisa de satisfacción. La diferencia fue que en esta ocasión el que se adornó haciéndole un sombrero al rival fue el brasileño Douglas Costa.
El nuevo fichaje bávaro tiene luz verde para hacer lo que a Thiago no se le permite ni siquiera en los entrenamientos. Esta situación, sumada a la libertad que ha recibido Costa para actuar, y los elogios que públicamente recibe del entrenador, ponen de manifiesto la posición de Guardiola frente a sus dos más talentosos artistas del fútbol.
El nuevo eje
Guardiola trajo a Thiago a Alemania para que con su atrevida forma de jugar marcara una visible diferencia en el Bayern. El canterano del Barcelona era un tipo de jugador que Alemania pocas veces había visto: ágil, inteligente, vistoso, elegante y siempre con un truco que sorprendía al público y a los rivales dejándolos con la boca abierta.
La fortuna, sin embargo, se empecinó en contra de Thiago. Las continúas y largas lesiones impidieron que el mediocampista pudiera exhibir sus virtudes continuamente. De hecho, su tercera temporada en Múnich, la actual, empezó casi de cero. Guardiola, en busca de alternativas creativas que aceleraran el juego de los bávaros, le plantó entonces rival.
Las consecuencias están a la vista: el equipo que se planeaba en el pasado debía girar en torno a Thiago; el que existe en el presente se mueve al ritmo y la velocidad de Douglas Costa. Los números, además, hablan a favor del seleccionado brasileño: titular en todos los partidos oficiales del Bayern de principio a fin, ha marcado un gol y ha servido cinco, es decir, ha participado en un tercio de todas las anotaciones del equipo en lo que va de la temporada.
Thiago, con cero goles y cero asistencias en cinco partidos jugados en este torneo, es ahora un príncipe derrocado.