Terrorismo: Fe de erratas
12 de junio de 2004Pedimos disculpas, en nombre de Colin Powell. Disculpas por haberles dado la buena nueva de que el número de atentados terroristas del 2003 habría sido el menor en 30 años. Nuestra fuente era, supuestamente, fidedigna: el informe del Terrorist Threat Integration Center, avalado por el propio Departamento de Estado. Cierto es que la información nos pareció curiosa, por decir lo menos. Y así lo hicimos notar también en su momento. Pero, ¿cómo íbamos a pensar que el sentido común podía ser más certero que los analistas estadounidenses...?
"Honesto error administrativo"
Después de resistirse por más de un mes, ahora los responsables admiten públicamente que hubo "errores". "Errores administrativos honestos", según aclaró expresamente el Secretario de Estado, Collin Powell, subrayando que en ningún momento se intentó manipular datos ni crear falsas impresiones en la opinión pública. Claro. Un error "deshonesto" ya sería demasiado... o dejaría de ser error, para convertirse en otra cosa.
De acuerdo con las explicaciones que entregó el portavoz del Departamento de Estado, Richard Boucher, esas equivocaciones se derivaron del hecho de que para realizar el informe se tomó en cuenta un lapso de tiempo menor al del período anterior. Por otra parte, no se consideraron varios atentados perpetrados en Irak, por no haber sido clasificados en la categoría "terrorismo internacional". Tampoco se incluyeron en la estadística atentados en otros países, atribuidos a conflictos internos. Otra explicación radicaría en que el trabajo fue realizado por una nueva institución, con nuevos colaboradores, aunque el Ministerio reconoce no haber revisado con la suficiente minuciosidad los resultados.
Errare humanum est
El informe será corregido y la nueva versión se dará a conocer cuando esté lista. Mientras tanto, habrá que ver si también se retractan públicamente quienes, basándose en las estadísticas erróneas, intentaron demostrar que la estrategia de Washington en la lucha contra el terrorismo está dando frutos. El propio presidente, George W. Bush, podría sufrir un traspié en su carrera electoral, de modo que el asunto es serio. Pero el jefe de la Casa Blanca ya tiene experiencia en sortear este tipo de escollos.
Al fin y al cabo, también las informaciones que sirvieron de justificación para emprender la guerra contra Irak resultaron ser erróneas. Sostener que Bagdad poseía armas de exterminio masivo y constituía una amenaza para el mundo fue, por decirlo así, un "honesto error" de los servicios de inteligencia. Errar es humano y, por lo visto, muy norteamericano, al menos en estos últimos tiempos.