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"Sé que mi nuevo cargo es un campo minado"

17 de septiembre de 2002

El brasileño Sergio Vieira de Mello asume el cargo de Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU. Sucede a Mary Robinson, una figura que resultó ‘incómoda’ para Estados Unidos.

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"No siempre se consiguen los mejores resultados en público", dice Vieira de Mello.Imagen: AP

Tener derechos y poder ejercerlos, son dos cosas muy diferentes, como amargamente lo documentan las continuas violaciones a los derechos humanos que ocurren en el mundo entero, incluso por países que se dicen 'defensores' de un Estado de derecho. Esta ambivalencia la conocen muy bien los juristas y activistas pro-derechos humanos, y también el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, cargo que fue creado en 1994 y que asume desde el 12 de septiembre el brasileño Sergio Vieira de Mello.

El funcionario veterano de la organización mundial ganó reconocimiento internacional al frente de la Misión de la ONU en el Timor Oriental, que condujo a la celebración de elecciones libres y la independencia de manera pacífica. Su predecesora, la ex-presidenta de Irlanda, Mary Robinson, criticó abiertamente a Estados Unidos, Rusia y China, lo que le ganó el reconocimiento de países en desarrollo y de organizaciones pro-derechos humanos, pero le costó el apoyo de poderosos aliados.

Todos los países observan

Mary Robinson
Mary Robinson, abogada de los derechos humanos.Imagen: AP

En primer término una cuestión diferencia a Vieira de Mello de su predecesora, mientras que ella no provenía de la organización mundial, el funcionario brasileño ha desarrollado toda su carrera dentro. A lo largo de 33 años, la mayor parte en la Oficina del Alto Comisariado para los Refugiados, UNHCR, Vieira de Mello ha ejercido distintas funciones que lo han llevado a las regiones más diversas, todas, zonas de conflicto.

Pero sobre todo, lo que a juicio de observadores le será de un gran valor, es que conoce a la organización mundial. Algo que es vital, según la representante de Amnistía Internacional en Ginebra, Melinda Ching. "El cargo se encuentra bajo observación de todos los países miembros, por lo que debe haber un balance entre el abordar abiertamente las violaciones a los derechos humanos, y el estar consciente de la naturaleza política del cargo".

Un difícil equilibrio

El cargo tiene limitantes y desafíos. Su campo de acción incluye a todos los países miembros de la ONU, sobre todo aquellos donde se cometen violaciones a los derechos humanos. A menudo dichos países demandan que el Alto Comisionado no tome partido y se mantenga neutral. Para que su trabajo sea efectivo, debe evitar dar la impresión de criticar a ciertos países mientras obvia a otros. Al mismo tiempo debe buscar aliados, que no quiere escuchar críticas, como Estados Unidos, sin el cual no es posible hacer nada.

"Se que mi nuevo cargo es como un campo minado", dijo Vieira de Mello. Se cree que como veterano de la ONU, acepte estas limitantes. Su predecesora, Mary Robinson, no recibió apoyo para un segundo período de cinco años. La mayor resistencia provino de Washington. La ex-presidenta de Irlanda, conocida por su estilo franco y directo, criticó a Rusia por su manejo de la situación en Chechenia y a China por su ocupación del Tibet, pero en realidad se cree que fue víctima de las secuelas del 11 de septiembre.

La Juana de Arco de los derechos humanos

Robinson criticó la negativa de Washington de conceder estatus de prisioneros de guerra a los combatientes Talibán y de la red Al Qaeda, que se encuentran recluídos en la base militar estadounidense de Guantánamo, Cuba. También expresó una profunda preocupación por el posible uso de tribunales militares estadounidenses para enjuiciar a los acusados de participar en los atentados del 11 de septiembre, así como a la extensa detención de sospechosos sin someterlos a proceso judicial.

"Creo que el énfasis se encuentra en la guerra contra el terrorismo y se han diluído los límites del respeto a los derechos humanos", dijo Robinson poco antes de abandonar el cargo. La profesora de leyes, sustituyó en 1997 al ecuatoriano José Ayala- Lasso, quien salió bajo una lluvia de críticas de organizaciones pro derechos humanos, que lo acusaron de no exponer públicamente los abusos.

Vieira de Mello necesitará carisma y habilidad diplomática para que su labor sea efectiva. Tendrá que dirigir una organización que cuenta con un presupuesto equivalente al 2% del presupuesto total de la ONU. Eso indica la prioridad que tienen los derechos humanos en la agenda internacional.