Susanna F., un asesinato que estremece a Alemania
8 de junio de 2018Hay crímenes que van mucho más allá del profundo dolor, de los trabajos de investigación policial y del castigo para los asesinos. Así sucede con la violenta muerte de Susanna, de 14 años. El trágico destino de la joven de Wiesbaden (en el oeste de Alemania) no solo se ha convertido en dinamita para el debate político, sino que ha desencadenado una oleada de interrogantes donde los hechos, las sospechas y las emociones se entremezclan de aciaga forma.
¿Qué es lo que ha sucedido? Los familiares de Susanna denunciaron su desaparición el pasado 22 de mayo de 2018. La joven se encontraba junto con varios amigos en el centro de Wiesbaden y no volvió a su casa por la tarde. Dos semanas duraron los trabajos de búsqueda hasta que, finalmente, se halló su cadáver el jueves 7 de junio dentro de un agujero en un terreno de difícil acceso en Wiesbaden. Había sido violada y asesinada. Al principio se habló de dos sospechosos, pero un hombre turco de 35 años inicialmente detenido fue finalmente liberado. El principal sospechoso es un joven iraquí de 20 años que ya ha sido detenido en Irak después de haber huído de Alemania.
No había pasado desapercibido
Según la Policía, Ali B. llegó a Alemania junto a su familia en 2015 y vivía en un albergue de refugiados en la zona de Erbenheim, en Wiesbaden. Su petición de asilo fue rechazada a finales de 2016, decisión contra la que el joven interpuso un recurso. El proceso sigue abierto. Ali B. no había pasado inadvertido para la Policía, que tenía indicios de que había violado a una niña de 11 años en el albergue de refugiados en el que vivía. Esta circunstancia no ha sido esclarecida hasta el momento. Además, parece ser que habría causado varios alborotos y amenazado a una mujer policía con un cuchillo.
Al parecer, Susanna era conocida del hermano menor del agresor. Pero no hay ningún indicio de que el origen judío de la víctima haya jugado papel alguno en el crimen. Los ocho miembros de la familia de Ali B. se marcharon a Irak después del crimen. Desde el aeropuerto de Düsseldorf partieron a Estambul y, desde allí, hasta la ciudad iraquí de Erbil. La Policía aclaró que en los billetes de avión figuraban nombres distintos a los de sus documentos de residencia en Alemania.
¿Fracaso de las autoridades alemanas?
Si el presunto autor del crimen hubiera sido un alemán, el asesinato de Susanna habría sido un titular más de los muchos que ocupan los medios de comunicación. Pero los detalles de este caso han desatado una ola de indignación en la sociedad. En algunos medios y en redes sociales se habla de "fracaso de las autoridades” y de "mal resultado” de la política de refugiados de la canciller, Angela Merkel.
Muchos medios advierten que el caso de Susanna en Wiesbaden recuerda al de otra joven en Friburgo, que también fue violada y después murió ahogada en un río. Por cierto, el asesino de esta última fue condenado a cadena perpetua el pasado mes de marzo. Un suceso similar tuvo lugar poco después de Navidad en la ciudad de Kandel: una muchacha de 15 años fue asesinada presuntamente por su novio, un peticionario de asilo procedente de Afganistán. El proceso contra él da comienzo este mes de junio de 2018.
El popular diario alemán Bild echa leña al fuego de las emociones: "Si se lo hubiera deportado a tiempo, Susanna aún viviría”, reza el titular de su edición impresa de este viernes (08.06.2018). Las investigaciones esclarecerán si se produjo algún error de las autoridades que haya podido jugar algún papel en el crimen. Otros diarios se esfuerzan por presentar el caso con un perfil más moderado.
Sospechas generalizadas contra los refugiados
En general, la clase política ha reaccionado de manera sensata. La nota discordante procede, como era de esperar, del partido populista de derechas AfD, Alternativa para Alemania. Alice Weidel, una de sus líderes, ha pedido en Twitter la dimisión del Gobierno alemán, argumentando que Susanna "es una víctima más de la hipócrita y egoísta política de bienvenida a los refugiados llevada a cabo por la canciller, Angela Merkel”. Otros políticos apuntan a posibles errores de las autoridades: ¿cómo es posible que la familia entera del agresor haya podido salir del país con identidad falsa?
Annalena Baerbock, líder de Los Verdes, exige que "la ley recaiga con toda su fuerza contra el asesino” de la joven "para que su muerte no siembre el odio”. Baerbock apunta que se corre el riesgo de que parte de la población alemana ponga aún más bajo sospecha a los refugiados. El caso ha reavivado los recelos contra este sector y cobra fuerza la idea de que los refugiados son criminales.
Hace poco se han conocido las cifras oficiales de este fenómeno entre 2015 y 2017 con la publicación del informe "Criminalidad en el contexto de la migración”. Mientras que los migrantes sospechosos han descendido un 4 por ciento en 2017, las cifras de delitos sexuales, asesinatos, homicidios y homicidios imprudentes cometidos por migrantes han aumentado. El director de la Oficina Federal de Criminalidad, Holger Münch, explica estos datos diciendo que "los hombres cometen el triple de delitos que las mujeres y los hombres jóvenes aún más. Y, entre los refugiados, hay sobre todo hombres jóvenes, menores de 30 años, el triple que la media de la población alemana.” En todo esto también juegan un papel las perspectivas de permanencia de los refugiados: las tasas de criminalidad son más bajas entre sirios y afganos, que a menudo tienen más posibilidades de lograr permiso de residencia, que entre los procedentes de los Estados del Magreb, con peores perspectivas de quedarse en Alemania.
Autor: Ralf Bosen (MS/ERS)
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