Suecia se rebela contra el presupuesto europeo
2 de noviembre de 2012
No sólo en Londres se intensifica la oposición a la ampliación del presupuesto comunitario propuesta por la actual presidencia chipriota del Consejo Europeo. De cara a la dramática crisis de deuda que enfrenta la UE, más que un anacronismo, este proyecto representa –en su forma actual– un escándalo, asegura la ministra sueca para Asuntos Europeos, la liberal Birgitta Ohlsson. "Para nosotros, es sencillamente inaceptable”, concluye.
La ministra ha hecho calcular el costo que tendría para Suecia el proyecto de presupuesto europeo 2014-2020: sólo 54 céntimos de cada corona sueca transferida a Bruselas, retornarían de algún modo al país nórdico. Un buen negocio es otra cosa. Pero, más que la desventajosa posición de su país como “pagador neto”, es la prevista distribución de los recursos la que indigna a Ohlsson: “un 40 por ciento de los recursos se destinarían a impulsar la agricultura, un sector que sólo representa el 1,5 por ciento del producto interno bruto y apenas emplea al cinco por ciento de la población de la UE", argumenta.
Suecia se halla, junto con Alemania, Francia y Gran Bretaña, entre los miembros que abogan por recortar, como mínimo, unos 100.000 millones de euros del borrador de presupuesto a debate en la UE. "Estamos dispuestos a entregar nuestro aporte para fortalecer a Europa. Pero no queremos pagar por una política que no aprobamos“, advierte Birgitta Ohlsson.
Un presupuesto “moderno” tendría que costar menos y distribuirse mejor: socorrer a los países y regiones verdaderamente necesitados, así como invertir en áreas claves como la investigación, protección del medio ambiente, innovaciones e infraestructura. Sólo así el bloque podrá competir con China, India y Estados Unidos.
Intereses encontrados
Diversos intereses se enfrentan cuando la UE debate la distribución de los fondos comunes cada siete años. Los países del sur y el este de Europa desaprueban cualquier proyecto de recorte. Estadísticamente, son Polonia, Grecia y Hungría los que más reciben actualmente a cambio de su membresía. Incluso la Comisión Europea exige más recursos para cumplir sus obligaciones.
Ohlsson encuentra resistencia incluso al interior de su partido, el Folkpartiet liberalerna. “Para nosotros, en el Parlamento, está claro que necesitamos fortalecer a Europa para salir de la crisis, o sea, fortalecer la solidaridad entre los países miembros, así como nuestras instituciones comunes”, clama Cecilia Wikström, diputada liberal en el Parlamento Europeo.
Pero antes de la cumbre decisiva a fines de noviembre, siguen sucediéndose las advertencias bajo cuerda. Un día después de que una humillante derrota en el Parlamento socavara su autoridad, el primer ministro británico, David Cameron, ya amenazó con vetar cualquier acuerdo no sea bueno para los contribuyentes británicos. Su homóloga danesa, Helle Thorning-Schmidt, anuncia su resistencia si resulta que los contribuyentes daneses se ven afectados por las rebajas del aporte de otros países ricos.
El jefe de Gobierno sueco, Fredrick Reinfeldt, por su parte, desaconseja si quiera tocar las rebajas arduamente negociadas por su país. Y su ministra de Asuntos Europeos, Birgitta Ohlsson, prevee duras negociaciones y largas noches junto a sus colegas europeos: “Todos queremos una solución. Pero no excluyo nada. Los suecos tenemos claras nuestras prioridades”.
Autor: Alexander Budde, desde Estocolmo / Rosa Muñoz Lima
Editora: Emilia Rojas-Sasse