Sudán: "La catástrofe era previsible"
17 de abril de 2023Marina Peter es directora del Foro de Sudán y Sudán del Sur y lleva más de 30 años trabajando sobre y para la región.
DW: Sra. Peter, ¿por qué cree que la lucha por el poder entre los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF, en inglés, FAR, en español) y el Ejército sudanés se está intensificando en estos momentos?
Marina Peter: La pregunta ahora es: ¿Volverá a haber finalmente un Gobierno de fuerzas militares y civiles? En noviembre pasado, hubo un acuerdo en este sentido que lo preveía para diciembre. Pero, luego, este paso se pospuso una y otra vez. Uno de los puntos del acuerdo es también la plena integración de las tropas paramilitares en el Ejército sudanés.
Las RSF surgieron originalmente de los llamados "jinetes armados" (janjaweed o yanyauid), que eran especialmente notorios en Darfur. Allí, mataron a muchas personas a principios de la década de 2000. Con el tiempo, estas milicias se han convertido en una parte semiautónoma de las fuerzas sudanesas y ahora deberían estar plenamente integradas. Pero la lucha por el poder estaba prácticamente en ebullición y se esperaba su estallido desde 2019, desde la caída del dictador Omar al Bashir.
El actual comandante en jefe de las tropas, el general Abdelfatah al Burhan, se había convertido entonces en presidente del consejo, y el jefe de las RSF, Hamdan Dagalo (alias Hemeti), en su adjunto. Ambos son protegidos del exdictador al Bashir, por lo que también proceden de entornos islamistas. Estaba claro que uno de los dos reclamaría para sí el más alto cargo de liderazgo. Para nosotros, que observábamos la situación, y sobre todo para los propios sudaneses, la cuestión ya no era si se produciría una lucha por el poder, sino cuándo. La catástrofe era previsible.
¿Qué fuerza tienen las RSF en Sudán?
Las RSF están muy bien armadas. Han servido durante años como fuerza mercenaria tanto en Libia como en Yemen y tiene fuertes vínculos con Rusia. Hemeti es uno de los hombres más ricos de Sudán. Las RSF han ganado mucho dinero, principalmente con la explotación de oro en Darfur, la región natal de Hemeti, y en otras partes del país. Gran parte de este oro, por cierto, ha sido llevado a Rusia, que es un gran amigo y un gran partidario de las RSF. Pero Burhan tampoco es un pobre hombre. Ambos militares se han beneficiado enormemente de la situación económica.
¿Cree que al final las RSF ganarán la lucha por el poder?
De momento no podemos afirmarlo. El Ejército sudanés está bien equipado. Tiene el control de la fuerza aérea, que ahora también está siendo utilizada. Esto es especialmente trágico porque muchas tropas de las RSF se encuentran dentro de zonas densamente pobladas.
No creo que las RSF ganen fácilmente, al contrario. Pero es muy posible que formen un anillo alrededor de Jartum. No se puede aventurar un pronóstico por el momento. Burhan también tiene aliados. Actualmente, cuenta con el firme apoyo de Egipto, por ejemplo.
La integración completa de las RSF en el Ejército sería el requisito previo para que los civiles volvieran a participar en el Gobierno. En su opinión, ¿esta vía quedará bloqueada durante mucho tiempo por esta escalada?
Desgraciadamente, es de temer. En Occidente, nos apresuramos a creer que los militares combatientes se convertirán en demócratas de la noche a la mañana. Eso no funcionó en Sudán del Sur, tampoco en Eritrea, ni en Sudán. Los líderes militares, por mucho que pretendan haber descubierto de repente la democracia, sólo utilizan estos anuncios como un encubrimiento. En los últimos meses, Hemeti en particular ha intentado ganarse a parte de la población condenando el golpe militar. Es cierto que ha dicho estar a favor de la democracia pero, al final, todo esto sólo se dice para tener un mejor punto de partida en la lucha por el poder.
La Liga Árabe ha solicitado una reunión de emergencia. El Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, pide el fin inmediato de la violencia. ¿Cuánta influencia puede ejercerse desde el extranjero?
La gran dificultad es que los países extranjeros también han ejercido mucha influencia. A Egipto, le gustaría ver en Sudán un Gobierno comparable al de El Cairo. Allí tampoco hay un Gobierno democrático. Arabia Saudí ha jugado un papel importante en Sudán, al igual que Rusia y Eritrea. Las relaciones con Etiopía son tales que solo Hemeti y sus fuerzas cuentan con apoyo en esta lucha por el poder, aunque no oficialmente. Ninguno de estos países tiene ningún interés real en un Gobierno democrático. Ninguno de estos países tiene verdadero interés en un Gobierno democrático.
En estos momentos, por desgracia, asistimos a una cierta redivisión de África con zonas de poder y una nueva "Guerra Fría". Guterres lleva demasiado tiempo callado. Siempre nos hemos preguntado dónde están las Naciones Unidas. Al final, no hay ningún hombre o mujer fuerte que haya defendido realmente la diplomacia en los últimos meses, cuando la escalada era previsible.
El Programa Mundial de Alimentos ha anunciado que suspende su labor en Sudán porque también ha sido asesinado personal de la ONU. ¿Qué significa esto para la población civil?
Sudán ya es uno de los países más pobres del mundo. Hay élites ricas, pero la mayoría de la población es muy, muy pobre y vive en el umbral de la pobreza o por debajo de él. En Darfur en concreto, donde ahora se han suspendido las actividades por el asesinato de miembros de la ONU, la población ha sido alimentada durante muchos años por la ayuda exterior. Todavía no podemos prever en absoluto cuánto durarán los combates. Pero a la catástrofe que ya están ocurriendo en Sudán se suma ahora esta, que dificulta aún más las cosas.
(mn/rml)