Son las FARC las que mantienen secuestradas a Betancourt y casi 3.000 personas más
7 de diciembre de 2007
El diario francés Le Figaro, de París, analiza: “El gesto del jefe del Estado francés, Nicolas Sarkozy, de apelar directamente a la conciencia del jefe del grupo guerrillero FARC para que libere a la ciudadana colombo-francesa Ingrid Betancourt y los miles de secuestrados más que tiene en su poder, es espectacular, dramático y sin antecedentes. El solemne llamado de Sarkozy a Manuel Marulanda rompe con todas las costumbres diplomáticas.
Con su mensaje, Sarkozy corrige también la equivocada imagen, a menudo, difundida. El presidente francés pone en claro que los verdaderos responsables de este drama -que ya dura mucho- son las FARC.
Demasiadas veces Francia le ha cargado una parte de la culpa al gobierno colombiano de Álvaro Uribe, dejando de mencionar a los verdaderos responsables del drama de Ingrid Betancourt que, por lo demás, también sufren miles de secuestrados más, junto con sus respectivas familias”.
Los civilizados no lanzan bombas racimo y ponen minas antipersona
El periódico alemán Frankfurter Rundschau, de Frankurt del Meno, cuestiona: “A veces cuesta guardar la tranquilidad real-política. ¿Por qué demonios los países civilizados no prohíben inmediatamente las bombas racimo diseminadoras de minas antipersona?
¿Por qué es supuestamente ‘necesaria’ un arma que mata en un 90% a inocentes civiles”. Esta no es, desafortunadamente, ninguna pregunta retórica, pues en dos de las más recientes guerras, la del Líbano e Irak, dos naciones que dicen luchar por una causa justa, Israel y Estados Unidos, lanzaron las letales y mutiladoras bombas de racimo.
Por lo menos, Estados Unidos se han declarado dispuestos a hablar sobre una prohibición. Ya veremos si los 172 reunidos en Viena llegan a un acuerdo efectivo. Pero quieren dejar pasar 10 años, dizque como tiempo de transición. Uno se atraganta al escuchar semejante barbaridad”.
Polonia busca hacer paces con Alemania
Sobre la primera visita a Berlín del nuevo ministro polaco de Exteriores, Radoslaw Sikorsi, el rotativo Gazeta Wyborcza, de Varsovia, dice: “En las oficinas del ministerio alemán de Exteriores reina un perceptible ambiente de satisfacción, como si los dos últimos años no hubieran sido tiempos aciagos.
Los ministros alemanes declinan ahora la palabra ‘confianza’ en todos los casos posibles.
Pero entre Alemania y Polonia hay algunas cosillas por resolver: la construcción del gaseoducto que cruzará el Mar Báltico a su paso de Rusia hasta Alemania y dejando de un lado a Polonia y los países bálticos.
Para exorcizar nuevos intentos de extorsión por parte de Polonia, Alemania ha propuesto cambiar, en determinado caso, el trayecto que recorrerá el gasoducto para que pase por Polonia.