Solidaridad con los rohinyás y con Bangladesh
23 de octubre de 2017DW: ¿Cuál es la situación actual en los campamentos de refugiados en Bangladesh?
Desde el 25 de agosto ha llegado más de medio millón de refugiados del grupo de los rohinyás a Bangladesh. Y cada día llegan más, como constatamos en la región. Se trata del número de refugiados que aumenta actualmente con mayor rapidez a nivel mundial. En consecuencia, tenemos que darnos mucha prisa para poder determinar la cantidad efectiva de personas que necesitan ayuda urgente.
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Los rohiyás llegaron a Bangladesh solo con lo puesto, huyendo de la violencia. Hemos visto pueblos incendiados, conocemos reportes de actos de violencia tremendos contra estas personas. Muchos han llegado heridos, muchos tienen fracturas. Hubo mujeres violadas o que sufrieron otro tipo de violencia sexual. La mayoría de los refugiados son mujeres, niños y personas de edad.
¿Cuánto dinero se necesita para poder controlar la situación?
No es fácil decirlo, ya que la crisis se extiende permanentemente. Los costos aumentan mientras conversamos. También estamos preocupados por el alojamiento de los refugiados. Construyen carpas improvisadas y no tienen agua ni servicios sanitarios. Existe el peligro de una emergencia dentro de la emergencia. Podría producirse un brote de cólera o de alguna otra epidemia. Hay un alto riesgo.
¿Qué habría que hacer para estabilizar la situación?
En la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH), junto con ONG internacionales, elaboramos un plan de reacción, que contempla la entrega de ayuda a 1,2 millones de personas. ¿Por qué 1,2 millones, cuando hay cerca de 600.000 refugiados? Porque también tenemos que ayudar a las comunas que brindan acogida. Los refugiados llegan a zonas pobres y densamente pobladas. Para financiar todos los proyectos del plan de reacción, se necesitarían 434 millones de dólares. Eso alcanzaría hasta fines de febrero del año próximo.
¿Qué es lo previsto en concreto?
Se trata de distribuir alimentos. Además queremos ayudar en la construcción de alojamientos. Es muy importante el suministro de agua potable y que haya servicios higiénicos. El agua sucia conlleva un alto riesgo de epidemias. Los refugiados necesitan distintos tipos de asistencia médica. Las mujeres y niños que han sufrido violencia sexual requieren también asistencia psicológica.
En estos días, asesores de la ONU han dicho que la reacción de la comunidad internacional ante la crisis había sido insuficiente. ¿Qué espera de la comunidad internacional?
Solidaridad con los refugiados y con la población y el gobierno de Bangladesh. Ese país ha mantenido abiertas las fronteras, ha recibido a los rohinyás y ha ayudado a los refugiados con los recursos disponibles, poniéndolos a salvo de la persecución en Myanmar. Como comunidad internacional, tenemos que hacer nuestro aporte. No creo que nadie ponga en duda que esas personas necesitan toda la ayuda que podamos darles.
Su plan de reacción apunta a los próximos seis meses. ¿Qué debería ocurrir en el terreno político, a más largo plazo?
En la ONU siempre hemos dicho que la raíz del problema está en Myanmar y la solución debe encontrarse allí. Para quienes han huido de Myanmar, lo primero es la ayuda para la supervivencia. Pero tenemos claro que también debemos pensar más allá de seis meses. Tenemos que ayudar a estas personas por más tiempo y hacer que estén en condiciones de regresar a su tierra cuando puedan hacerlo libremente y en forma segura. Actualmente es imposible predecir cuándo será. Pero, naturalmente, es nuestro objetivo a largo plazo.
Jens Laerke es el viceportavoz de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios en Ginebra.
Entrevista: Rodion Ebbighausen (ERS/CP)