Siria: hacia el recrudecimiento del conflicto
2 de abril de 2012Quien haya puesto sus esperanzas en el plan de paz de seis puntos del enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Kofi Annan, estará decepcionado. Siria se hunde cada vez más en la guerra civil, cuya contención se hace más difícil semana tras semana. La solución política es torpedeada por dos flancos.
Por un lado, se encuentra el principal causante de la violencia y responsable del sufrimiento en el país, contra el cual miles de personas protestan desde hace cerca de un año. El dictador Bashar al-Assad ordena, sin escrúpulo alguno, disparar contra personas que, originalmente, no hicieron sino exigir sus derechos civiles. Sus secuaces acorralan a los disidentes políticos hacia las cámaras de tortura del régimen. No se estremecen siquiera ante la matanza de niños y jóvenes.
Por otro lado, se encuentra la oposición, que hace mucho perdió la fe en la disposición del régimen a reformarse. También ellos disponen de armas, muchas de ellas obtenidas como resultado del saqueo de las provisiones del régimen por parte de los desertores. Pero el suministro de armas también ha crecido debido al abastecimiento desde el exterior. Los desertores del Ejército Libre de Siria son cada vez más reconocidos. Entre tanto, son financiados abiertamente por Estados del Golfo y de Arabia Saudí.
¿Y la democracia y los derechos humanos?
Estos países alimentan el conflicto por razones de lucha por la hegemonía política. El régimen secular de Assad les representa una molestia, particularmente por sus relaciones con el Líbano e Irán. La promoción de la democracia y de los derechos humanos no son parte de la agenda de estos países. Su financiación de armas para la oposición obedece puramente a intereses de poder geopolítico.
Entre estos dos polos dispuestos a la violencia no parece prosperar una solución política para Siria sino, de hecho, fracasar. De nada sirven los llamados de sanciones más fuertes, como fue el caso en la pasada conferencia de Estambul. Las sanciones sólo tendrían una oportunidad de mostrar su efecto y de lograr doblegar al régimen a largo plazo. Entretanto, el carrusel de la violencia en Siria gira tan rápido, que toda la región podría ser arrastrada hacia una guerra.
La doble estrategia de Assad
Assad puso en ridículo el plan de paz de Annan. Sus palabras y acciones se contradicen entre sí. En el plano verbal, busca ganar tiempo; en el militar, avanza en su ofensiva sin piedad. No hay indicios de que podría estar dispuesto a renunciar al poder.
Ni la corrección parcial del rumbo por parte de Rusia, que ya no tiende incondicionalmente su mano protectora sobre Assad, ha podido cambiar algo. Moscú, además, no ha sido lo suficientemente consecuente. Assad podrá seguir presionando con la violencia mientras sepa que Rusia seguirá obstaculizando con su veto, en el Consejo de Seguridad de la ONU, una intervención humanitaria de la comunidad internacional.
La situación es más grave que nunca. El rearme de la oposición ha tomado entre tanto una dimensión, con la cual en Siria se hace previsible un derramamiento de sangre largo plazo.
División de Siria es posible
Siria podría encaminarse a una división del país. Se afirma que Assad ha desplazado a los suníes de sus asentamientos tradicionales en los bastiones rebeldes que han sido recobrados por las fuerzas del régimen. En su lugar, presuntamente, se han asentado alauíes, una minoría siria a la que también pertenece Assad. Ella debe ayudarle a retener su poder, de ser necesario, en un fragmento del actual Estado sirio.
La rebelión justificada por motivos políticos amenaza con convertirse en una guerra religiosa, un resultado especialmente indeseable para Europa. Es por eso que no existe alternativa a la iniciativa diplomática de Kofi Annan, que necesita de todo el apoyo internacional.
Nuevos millones y armas para los rebeldes, por el contrario, no representan solución alguna, pues sólo recrudecen el conflicto. La comunidad internacional debe votar conjuntamente por una estrategia contra Siria. De lo contrario, no podrá evitarse el colapso del país.
Autor: Daniel Scheschkewitz (cmw)
Editora: Rosa Muñoz Lima