Siria - EE.UU.: la jugada de aplazar los ataques
1 de septiembre de 2013
Barack Obama envió este sábado 31 de agosto al Congreso un proyecto de legislación pidiendo la aprobación para usar la fuerza militar en Siria con el fin de "disuadir, interrumpir, prevenir y reducir" potenciales nuevos ataques con armas químicas. La aprobación del Congreso podría demorar unos 10 días.
Barack Obama es un apasionado jugador de ajedrez, como lo describe en su autobiografía "Los sueños de mi padre". Y este sábado (31.08.2013) mostró una de sus más audaces jugadas: en medio del callejón sin salida en el que él mismo se metió, delegó la responsabilidad de los ataques contra Siria en los parlamentarios, que tendrán que decidir sin que él pierda su reputación.
Obama debía saber que una respuesta militar al ataque con armas químicas en Siria que no cuente con un mandato de la ONU traería consecuencias incalculables. En 2007 él mismo respondió a un cuestionario del Boston Globe que “un presidente no tiene el poder de autorizar un ataque militar unilateralmente”, a no ser que se trate de repeler un “peligro para la nación”, como lo cita la revista alemana Der Spiegel.
La debacle deparada al primer ministro británico David Cameron a manos de diputados propios y opositores es la respuesta a esa condición. Ni los intereses de Gran Bretaña ni los de Estados Unidos están en Siria en peligro. El que los civiles en regímenes dictatoriales estén hoy más desamparados que nunca porque la defensa armada de la democracia y los derechos humanos fue degradada en Irak y Libia es otro tema que parece mover solo a unos pocos.
Paz o guerra después de vacaciones
Los congresistas regresarán de sus vacaciones el 9 de septiembre, pero todo está listo para un ataque. Barcos de la Armada de Estados Unidos están posicionados en el Mediterráneo y esperando órdenes para lanzar misiles crucero y los inspectores enviados por la ONU se marcharon de Siria tras recoger evidencias de un ataque con armas químicas que, según funcionarios estadounidenses, mató a 1.429 personas.
Obama se supedita ahora a la división de poderes, algo que no hizo en el caso de Libia en 2011. “Nuestra fuerza como nación no se basa en el poder militar sino en el ejemplo que da el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo”, dijo Obama justificando el súbito cambio de estrategia.
Con esta voltereta, Obama gana tiempo, mientras los inspectores de Naciones Unidas analizan las pruebas de los ataques con gases en Siria. Si el Congreso se rehúsa a aprobar la solicitud del presidente, Obama podrá entonces decir que la culpa de la falta de respuesta a Assad la tienen los diputados.
¿Derrota de Cameron convertida en victoria de Obama?
La trágica figura de Cameron tras la negativa a sus precipitados planes de ataque pudo haber sido el campanazo que necesitaba Obama para pedir el respaldo del Congreso. Lo que para el primer ministro británico fue una derrota, Obama busca convertirlo en una victoria doméstica. Según una encuesta de NBC, “el 49% de los estadounideses no apoya su estrategia de atacar a Siria”. Así, la delegación del caso al Congreso le puede ayudar a recuperar adeptos en la población.
Pero detrás de eso se esconde un riesgo: en países en donde el presidente posee facultades extraordinarias que le permiten cierta autonomía necesaria para gobernar con poder de decisión, un Congreso puede “neutralizar” a un jefe de Estado, como ocurrió con Cameron. Hasta ahora, no hay ninguna certeza de que la propuesta de Obama vaya a ser avalada. Y en este escenario ganan unos y pierden otros, y entre éstos últimos puede estar Obama.
"Es importante y correcto que se pruebe si hubo ataques con armas químicas contra la población civil en Siria”, dijo recientemente el ministro alemán de Defensa, Thomas de Maizière, quien concluyó que "entonces estaremos del lado de aquellos que sacan conclusiones". Conclusiones que pueden ir en contra de Obama, su socio mayor.
Autor: José Ospina-Valencia
Editor: Diego Zúñiga