Sinfonía Nr. 8 en Fa mayor, Opus 93, 1er. movimiento
28 de septiembre de 2009Grabar un disco puede marcar una pauta, pero, como reveló Paavo Järvi a DW-WORLD, “las interpretaciones en directo tienen un valor comunicativo mucho mayor. Se toca para un público, no para unos micrófonos.” En esta serie de interpretaciones, la sala de conciertos ha roto sus barreras físicas, pues hay espectadores sentados en la sala Beethoven en Bonn, pero también hay otros que escuchan el concierto desde su ordenador o reproductor de música. Lo que queda después de escuchar el concierto es la sensación de una experiencia inconfundible junto con una interpretación musical única. Järvi resume estos sentimientos:
“Nosotros buscamos la mayor flexibilidad y libertad posibles. En mitad de una interpretación, a menudo existen momentos críticos en los que hay que elegir el camino a seguir. Mi trabajo es, en un momento dado, escuchar y sentir hacia dónde quiere ir la música. Para ello es necesario tener una sensibilidad especial y una mente muy abierta. Para ello, se necesita una orquesta que pueda reaccionar al instante cuando el director decide seguir el instinto y explorar caminos desconocidos. Esto ocurre muy a menudo. Yo creo fielmente en la inteligencia emocional.”
Hay muchos de estos casos en la interpretación de Järvi del primer movimiento de la Novena Sinfonía de Beethoven, compuesta en 1812.
rf/lo