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Sin votación de la ONU

18 de marzo de 2003

Tras desistir de someter a votación en el Consejo de Seguridad una nueva resolución que legitime la guerra contra Irak, el presidente estadounidense, George Bush, lanzó un ultimátum final a Saddam Hussein.

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El secretario de Estado de EE.UU., Colin Powell, dio por terminada la batalla diplomática.Imagen: AP

Ya es un hecho. No habrá una nueva resolución que de luz verde a la guerra contra Irak. La propuesta británico-estadounidense-española ni siquiera llegó a ponerse a votación, ante la falta de respaldo y la amenaza de veto de Francia y Rusia. La Casa Blanca perdió la batalla diplomática. Pero se muestra convencida de que ganará la militar y está dispuesta a lanzarla sin un mandato expreso de las Naciones Unidas.

La decisión de la superpotencia

En sí, no es una novedad. El presidente Bush y otros miembros de su administración ya habían anunciado en reiteradas oportunidades que llevarían a cabo sus planes de guerra con o sin el consentimiento de quien fuere. Aun así, el paso del dicho al hecho estremece a la comunidad internacional y sobre todo al organismo en el que teóricamente radica la facultad exclusiva de decidir sobre el uso de la violencia: el Consejo de Seguridad.

Washington se arroga, en definitiva, el derecho de actuar como lo estime conveniente, pasando por alto los argumentos de tradicionales aliados que ahora se niegan a secundarlo, como Francia y Alemania. La retórica que ahora se despliega para justificar la decisión, remitiéndose a la resolución 1441 que insta al desarme a Irak y otras que le precedieron, no logra ocultar el hecho de que los argumentos estadounidenses no convencieron a la mayoría, ni en el Consejo de Seguridad ni en los hogares del mundo, a juzgar por lo que indican todas las encuestas.

La ONU retira su personal de Irak

El rostro de Kofi Annan, al presentarse hoy ante la prensa, hablaba por sí solo. "La guerra es siempre una catástrofe", dijo el secretario general de la ONU, e informó que se había dado instrucciones para retirar al personal de la organización de Irak.

Es la aceptación, de facto, del fracaso de sus esfuerzos por evitar la confrontación armada. Un fracaso que en rigor no tendría por qué haber sido tal, considerando que las inspecciones de armas comenzaban a arrojar resultados perceptibles según los reportes del jefe de la misión de expertos, Hans Blix. Pero este lunes, en lugar de escuchar lo que hubiera tenido que decir Blix, los representantes de los países del Consejo de Seguridad desfilaron ante las cámaras para reiterar sus posturas ante la sentencia de guerra dictada por Estados Unidos.

Los Quijotes no se rinden

Casi quijotescas sonaron en este contexto las palabras del embajador alemán ante la ONU, Gunter Pleuger, que seguía insistiendo en que "la paz jamás es un sueño" sino una necesidad, y se resistía a descartar la posibilidad de llegar a un acuerdo que evite, literalmente en el último minuto, el estallido de la guerra. Igualmente el embajador francés insistió en que es factible lograr el desarme iraquí por la vía de las inspecciones y se negó a dar por perdida la batalla diplomática, convencido por lo demás de que la mayoría del Consejo no aprueba esta guerra. Desde ya, los ministros de Relaciones Exteriores de Francia, Alemania y Rusia se proponen acudir el miércoles a la sede de la ONU.

Sin embargo, independientemente de que en Nueva York se quemen los últimos cartuchos diplomáticos, el presidente Bush ya tomó su decisión.