¿Sigue siendo relevante la OEA?
18 de junio de 2017La Organización de Estados Americanos (OEA), que nace en 1948 como foro político de los países del continente americano, inaugura este lunes (19.06.2017) su Asamblea General en Cancún, México, a la que están convocados los cancilleres de sus 35 Estados miembro.
La crisis venezolana
Aunque no forma parte de la agenda de la Asamblea General, que se celebra del 19 al 21 de junio, todos los ojos estarán en la reunión de consulta paralela sobre Venezuela, que se retoma este lunes, tras su suspensión en Washington el pasado 31 de mayo por falta de consenso. Existe una división marcada entre países como Estados Unidos, México y Argentina a favor de un accionar de la OEA, frente a otros como Venezuela, Ecuador y Bolivia apoyados por la mayoría de los países del Caribe.
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Queda por ver si en Cancún el Secretario General, Luis Almagro, logra un realineamiento de fuerzas que permita adoptar una resolución consensuada entorno al país petrolero. Desde que asumió el cargo en mayo de 2015, ha sido mucho más abierto en sus críticas al régimen venezolano que su predecesor, el chileno José Miguel Insulza.
El pasado 31 de mayo, Almagro pidió que se activara la Carta Democrática, un instrumento pensado para salvaguardar la democracia institucional en los Estados miembros, que fue aplicada la última vez en 2009 contra Honduras, a raíz del golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya. Como resultado, el país centroamericano fue suspendido temporalmente de la OEA. En el caso de Venezuela, una suspensión es todavía improbable, pero por su parte, el gobierno de Maduro ya anunció su retiro de la organización.
José Miguel Vivanco, director para las Américas de la organización Human Rights Watch (HRW) espera que una resolución en Cancún envié un "ultimátum claro al gobierno de Maduro”, incluyendo "la liberación de presos políticos, un calendario electoral y un cese de la violencia por parte de la Guardia Nacional”.
Una OEA debilitada
La OEA ha sido objeto de duras críticas en los últimos años, en un esfuerzo liderado por Ecuador junto a otros gobiernos de izquierda como Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Estos países intentaron dar mayor protagonismo a organismos subregionales sin la representación de Estados Unidos, como CELAC o UNASUR, frente a una OEA que consideran "una herramienta del imperialismo”.
Cynthia Arnson, directora del Programa de América Latina del Woodrow Wilson Center destaca que si bien ese discurso fue relevante durante la Guerra Fría, hoy la OEA sigue teniendo relevancia y que "los Estados Unidos no ejercen tanta influencia ante la OEA, a pesar de costearse gran parte del presupuesto”.
Cabe destacar que Estados Unidos no ha ratificado la Convención Americana, instrumento regional de protección de derechos humanos que han firmado más de 20 Estados miembro de la OEA. Y críticos como Alex Main del Centro de Investigación Sobre Política y Economía (CEPR) acusan a la OEA de haberse "negado a reconocer gran cantidad de irregularidades en las elecciones en Honduras”, como en la de 2013.
El papel de la Corte Interamericana
Pero más allá de servir de foro político, la OEA tiene dos órganos de derechos humanos considerados como el corazón de la OEA: la Comisión Interamericana (CIDH), basada en Washington y la Corte Interamericana basada en San José, Costa Rica. "En la década de los años setenta, la CIDH despliega sus alas para confrontar las dictaduras frente a violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos en Argentina, Chile y Uruguay”, explica Diego Rodríguez Pinzón, experto en derechos humanos del Washington College of Law.
Desde entonces la Comisión y Corte han recibido miles de casos cuyas sentencias contra Estados de la región han contribuido a la lucha contra la impunidad. Uno de ellos es el emblemático caso de Barrios Altos que permitió en 2001 la condena al ex presidente de Perú, Alberto Fujimori por la masacre de 15 personas.
Hoy en día, la Comisión y Corte Interamericanas siguen siendo claves en empoderar a comunidades tradicionalmente marginadas, como son las poblaciones indígenas, afrodescendientes, migrantes o la comunidad LGBTI.
Autor: Milli Legrain (CT)