Si se cierra Guantánamo, ¿qué hace Europa?
21 de enero de 2009“La responsabilidad es de Estados Unidos”, asegura Hans Joachim Heintze, profesor en el Instituto de Derecho Internacional Humanitario de la Universidad de Bochum, “si Estados Unidos pide ayuda, se le debería conceder por motivos humanitarios. Pero, para ser justos, hay que decir que Guantánamo es un problema estadounidense y no puede ser transferido a terceros países”.
La opinión de Heintze coincide con la que han manifestado a través de la prensa algunos representantes del Gobierno alemán. “No podemos por un lado exigir que se cierre Guantánamo y luego desentendernos cuando hay que brindar apoyo”, dijo el delegado de Derechos Humanos, Günter Nooke, en una entrevista con el diario digital Handelsblatt.com. Sin embargo, “el responsable de los presos es, en primer lugar, Estados Unidos”, añadió el político. “Por supuesto que es tarea de Estados Unidos solucionar el problema que él mismo ha creado”, declaró el coordinador de las Relaciones Germano-Americanas, Karsten Voigt, en la cadena radiofónica Deutschlandfunk, “pero eso no quita que estemos dispuestos a colaborar”.
Pocos aspectos de la “guerra contra el terrorismo” han sido tan unánimemente criticados como la cárcel de Guantanamo Bay, y Barack Obama llevaba sólo unas horas en el cargo de presidente cuando ordenó suspender temporalmente la actividad del tribunal militar que juzga a los allí detenidos. La señal es clara, tanto para dentro como para fuera del país: Obama ya ha comenzado con las labores de limpieza de la imagen estadounidense. “Tenemos que levantarnos, sacudirnos el polvo y empezar a renovar América”, oraba en su discurso de investidura.
Europa, ¿realmente sin responsabilidad?
“Guantánamo nació de la impotencia política y porque se quiso tratar a sospechosos de terrorismo, contra los que no había pruebas suficientes, de manera diferente a como se procede con criminales comunes”, comenta Heintze. “Desde el punto de vista del derecho internacional y de la misma legislación estadounidense, el campo es ilícito. Los lugares fuera de la ley no existen. Si Estados Unidos mantiene territorio cubano bajo control militar, ese territorio se somete a la Justicia estadounidense”.
Según Manfred Nowak, encargado por Naciones Unidas para investigar los casos de tortura, el trato extraordinario a los prisioneros de Guatánamo incluía las vejaciones. “Las pruebas están sobre la mesa”, aseguró el jurista al programa de la televisión pública alemana Frontal 21. “No importa qué gobierno ocupe el poder”, dice Heintze, “si bajo administración estadounidense se han cometido violaciones de los derechos humanos, la Justicia estadounidense está obligada a tomar constancia de ellas y a reestablecer la legalidad”.
Reestablecer la legalidad en Estados Unidos es una labor que Europa difícilmente puede ejercer. Obama lo sabe, como lo saben los mandatarios del Viejo Continente. Pero cierta responsabilidad sí que pesa sobre hombros europeos: al menos la que corresponde al testigo que no actúa.
Ningún Gobierno a este lado del Atlántico ha reconocido tener constancia de que los aviones estadounidenses que trasladaban sospechosos a Guantánamo hacían escala en su territorio, nadie ha dicho saber de la existencia de cárceles ilegales sobre suelo comunitario. Pero cada informe, cada investigación, cada documento que sale a la luz abre más dudas sobre la condescendencia europea de las que aclara.
“Los aviones que aterrizaron en Alemania lo hicieron en las bases estadounidenses o en la parte militar del aeropuerto de Fráncfort, de manera que las autoridades alemanas no tenían derecho a llevar a cabo controles: siempre y cuando, claro, no supieran nada sobre la finalidad de los vuelos”, indica Heintze. Existen sospechas de que el Gobierno germano de aquel entonces conocía cuál era la carga de estos aviones, pero hasta ahora ninguna prueba.
Un escándalo sacudió a España cuando el pasado diciembre el periódico El País publicó un documento del servicio de inteligencia, catalogado de “muy secreto”, a partir del cual se deducía que el Ejecutivo de José María Aznar, primero, y de José Luis Rodríguez Zapatero, después, habrían estado informados de que por las pistas de su país pasaban aviones con prisioneros ilegales en su interior. “En este caso, el gobierno español debería haber intervenido. Cualquier Gobierno europeo que hubiera tenido constancia de los hechos debería haber intervenido, porque éstos violan la legislación europea”.
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¿A dónde con los presos?
Cerrar Guantánamo va a ser una ardua tarea: desmontar un campo que existe desde hace siete años, enfrentarse a los poderes que desean su persistencia, procurar que no aparezcan vacíos legales que compliquen aún más la situación y, sobre todo, decidir qué hacer con los alrededor de 250 presos aún internados, punto en el que la solidaridad europea va a estar muy demandada.
“Los británicos ya reclamaron la repatriación de todos sus nacionales”, recuerda Heintze. Pero con eso no va a ser suficiente para que Europa solvente su cooperación: demasiado fácil, teniendo en cuenta que es su propia Justicia la que la obliga a ocuparse de sus ciudadanos, aunque hay quien, como Alemania, podría haber hecho caso omiso de esta premisa en el pasado.
“Devolver a sus países a los presos procedentes de Estados en los que el orden jurídico no está consolidado o que se encuentran sumidos en luchas internas no va ser fácil”, comenta Heintze, porque no se pueden asegurar el buen trato al prisionero ni unas garantías jurídicas mínimas. Por eso Estados Unidos espera que sus socios a la otra orilla del océano acepten a algunos más de los que tienen pasaporte comunitario.
“En Alemania se discute la posibilidad de acoger a un grupo de uigures que fueron internados en Guantánamo pero de los que se sabe desde hace tiempo que no han cometido ningún delito de terrorismo”, explica Heintze, “los uigures son ciudadanos chinos, perseguidos en la misma China, de modo que no está garantizado que en su país vayan a recibir un juicio justo. Tampoco los estadounidenses quieren ofrecerles la posibilidad de quedarse, de ahí que se haya preguntado a las autoridades alemanas si, considerando que algunos tienen vínculos familiares en Alemania, les conceden el derecho de asilo”.
En mayo de 2006, cinco uigures inocentes de todo cargo salieron de Guantánamo con dirección a Albania: uno de los países más pobres de Europa fue el único dispuesto a darles cobijo.